jueves, 28 de octubre de 2010

Nunca confíes en la impuntualidad barese o cómo perder el último autobús de vuelta

Alguno se está tirando de los pelos desde que ha leído el título del texto. Sí, he encontrado un barese puntual. Bueno, digamos que es puntual a veces; tampoco exageremos.

Resulta que ayer decidí volver al centro comercial de Casamassima para buscar un colchón hinchable para mis próximas visitas. El autobús salía a las 17:05 horas del Viale Unità d'Italia. Llovía a mares a esa hora porque el temporal de ayer fue de órdago. Bueno, al final y con el típico y aceptado retraso barese de 7 minutos de media el autobús parte hacia el Decathlon, el Auchan y todos esos negocios del centro comercial.

Una vez llegado al destino hablo con el autista, que es como aquí llaman a los chóferes, y le digo que volveré en el último viaje de las 19:20 horas.

- Sale de la rotonda, no de la parada.- recalca el conductor.
- Lo sé, Gracias.- respondo en italiano con acento español.

Recorro el Auchan, el Decathlon y el Leroy Merlin buscando colchones hinchables y me doy por vencido. No hay. Sí, lo sé, mi desesperación me hizo buscar colchones hinchables en una tienda de bricolaje.

Veo que se acerca la hora del retorno y salgo a la calle. El Adriático se está volcando sobre mi. Llueve muchísimo. Me resguardo en la entrada y espero hasta, aproximadamente, las 19:18 horas. Estoy dispuesto a mojarme los 7 minutos de espera media por el retraso y un poco más. Acudo a esa hora hacia la rotonda y conforme llego veo que un autobús da la vuelta a la glorieta, pasa de mi que me encuentro 15 metros y vuelve a Bari. Son exactamente las 19:20 horas.

Espero un buen rato bajo la lluvia intentando convencerme a mi mismo de que ese no era mi autobús. Era. Me doy cuenta de ello a las 19:38 horas tras 20 minutos calándome. Blasfemo, me acuerdo de la progenitora del conductor y vuelvo a la entrada del centro comercial a pensar. Opción 1: Seguir jurando, sólo jurar. Opción 2: Seguir jurando interiormente pero buscar una forma de regresar a casa.

Justo la noche anterior hablaba con Antonio, mi compañero italiano, de la dificultad para nosotros, extranjeros, de hacer autostop. Pues yo tengo que hacerlo. Punto.

"Voi andate a Bari?", "Scusa, tu vai a Bari?", "Ragazzi, una domanda, potete portarmi a Bari?, io ho perso il pullman" son algunas de las frases que uso. Todas con resultado negativo. Nadie va a Bari. O al menos nadie quierellevar. Estoy a 20 kilómetros y no me creo que nadie viva en Bari o cerca. Hasta que comienza a sonar una bocina y un chaval que fumaba y al que ya había pedido ayuda me dice que me pitan a mi. Era un señor mayor al que me había dirigido con resultado negativo. Me acerco y me dice que a Bari no va pero que me puede dejar en la estación de Casamassima que puede que haya algún tren a la capital. Menos es nada. Adentro.

Dentro del coche hace frío, o al menos yo estaba helado. Le pido que suba las ventanillas y hablamos de temas insustanciales. Qué haces en Bari, dónde vives, de dónde eres, "Spagna?", "Paella?", "No, del nord", "Ah, Bilbao?", "No, Pamplona, vicino ai Paesi Baschi, dove i tori corrono alla strada"... "Ahhhhh, però questo è pericoloso!"... Topicazos.

Gentile, que ese era su nombre y lo tiene muy bien puesto, me deja en la estación de tren y me despido de él. Mi buen samaritano. Nos estrechamos la mano y entro en la estación. Con gesto ausente el encargado de la taquilla me comunica que el tren de Bari se acaba de ir. El siguiente vendrá dentro de una hora. Tengo los pies empapados. Me siento y me quito las zapatillas y los calcetines. Oculto un poco estas cosas y coloco los pies sobre la mochila y les doy calor con el abrigo. Hacer esto es lo único que conseguirá que al día siguiente, hoy, no tenga un trancazo morrocotudo (¡conseguido!). Y leo "El viajero del siglo", de Andrés Neuman, para matar el tiempo.

Llega el tren, repito la escena de las zapatillas porque el tren va vacío y me dirijo finalmente a casa. Ha sido una tarde en la que he aprendido varias cosas. Que en todas partes hay gente buena, en este caso Gentile. Que toda regla tiene se excepción y para muestra el botón de la impuntualidad barese y que por mucho que la gente diga que en el Auchan y el Decathlon venden colchones eso no es verdad.


Jau, a las 14:03 horas del jueves, 28 de octubre de 2010.

Escuchando "Mezzogiorno" de Jovanotti.

jueves, 14 de octubre de 2010

A la atención de la Alcaldesa Doña Yolanda Barcina Angulo

Estimada Alcaldesa de la Muy Noble, Muy Leal y Muy Heróica Ciudad de Pamplona:

Me dirijo a usted en estas lineas para comunicarle un descubrimiento que he hecho esta mañana en uno de mis desplazamientos por Bari. Estoy seguro, vista su dilatada experiencia, que le va a interesar.

A eso de las 12:45 horas (CET) encontrándome en la Via Giovanni Amendola, a la altura del número 120 he vislumbrado una estructura de edificio en la cual no había hogares u oficinas sino coches. Sí, se trataba de un aparcamiento "supraterráneo".

Es lo que en este país llaman autosilo. Edificios que podrían estar por altura y dimensiones en nuestra ciudad pero que en lugar de albergar familias albergan automóviles.

Por ello le propongo que se rehagan los aparcamientos de su ciudad. ¿Para qué excavar la Plaza del Castillo y sólo hacer un estacionamiento subterráneo? ¡Construyamos también en vertical! Esto tiene muchas más posibilidades. Por ejemplo, la Plaza del Baluarte, esa cómoda plaza a la que, por su orientación (pensada por insignes arquitectos) no le da el sol en todo el día y por sus adoquines no está adaptada para el juego infantil o el paseo es un lugar idóneo para la instalación del primer autosilo pamplonés. Podríamos conectarlo con El Corte Inglés con una pasarela y pondríamos un carril-bici por la acera que nadie usará por peligroso y mal ideado pero queda muy ecológico.

Otras posibles localizaciones en el centro de la ciudad podrían ser el Paseo de Sarasate o la Plaza Príncipe de Viana. Así, usted, tendría un autosilo frente a la institución que actualmente preside y otro frente a su futuro despacho del Gobierno Foral.

Está claro; todo son ventajas. Comencemos el proceso de queda poco para las elecciones y con un poco de suerte en febrero inauguramos.

P.D.: Adjunto imagen para que se haga una idea de la belleza de la construcción.




Jau, a las 13:56 horas del jueves, 14 de octubre de 2010.

Escuchando "Meravigliosa creatura" de Gianna Nannini.

jueves, 7 de octubre de 2010

Visita fotográfica guiada a mi cuarto

Benvenuto/a, digo, bienvenido/a. Antes de empezar esta visita guiada te debo recordar una palabra importante en este Quartiere Madonella. “Signoriale”. O sea, señorial, o lo que es lo mismo y que ya dije en otro texto; viejillo.

¿Has subido en ascensor? ¿Esta guapo, eh? Parece de esos que llevan a los mineros con todo enrejado.





Acabas de cruzar esta pedazo de puerta blindada en la que hasta yo tengo que entrar de lado. Vete a la segunda puerta de la derecha, si esa que está a abierta.



Adelante, sin miedo, ¿quieres algo? Creo que hay cerveza en el frigo. ¿Nada? Bueno, sí cógete una y te enseño un poco mi cuarto. Esta es mi cama. Puedes apreciar el grosor de los colchones en Italia. O al menos el que me ha tocado a mi. Pero duermo bien, no te creas. ¿La bandera gay? No, es una whipala, bandera de los pueblos indígenas de Bolivia y actualmente símbolo nacional del país. Sabes que me encantó Bolivia. Por eso viene conmigo. Sábanas Ikea, cojines Ikea, lámpara de mesilla Ikea, … ¡viva Suecia también!



Esta es una pared en construcción. Donde ves esos recuadricos oscuros va a haber un gran mapa de Italia hecho con fotos de mi gente. Sí, tú también estás en alguna, no te preocupes. La idea no es mía es de Sara y su mapa de Perú. Y a la derecha, ya ves, me he hecho tifoso barese. Y ocultando un cuadro horrible que venía con el cuarto el plano de Bari que viene bien. ¿Qué qué es lo del fondo pegado en la puerta? Un calendario de la liga italiana. ¡Ya te he dicho que soy un tifoso barese más!



Y al otro lado la estantería. Desorden, caos, pero sé donde está todo. Es mi desorden organizado. Sólo yo lo entiendo. En la parte de arriba están los libros del dueño del piso. Mussolini, historia militar, Napoleón, …, por si acaso no voy a rebuscar en el pasado del dueño. Y una matrícula que me encontré en la calle. Ya tenía dos en Burlada y ahora una italiana. En el armario de abajo hay cerveza porque toda la que he comprado no cabe en el frigorífico pero no se lo digas a nadie que es un secreto.



Realmente estoy yo ahora en esa silla. Es mi altavoz al mundo. Con esa lámpara de médico en la mesa y el tapete. ¿Por qué el tapete? Porque me ha comentado mi compañero de piso italiano que la dueña me va a hacer pagar cualquier pequeño desperfecto que le haga al escritorio que debe ser de tiempos de Mari Castaña. Pasando. Tapete y fuera. Y el armario para la ropa que, como puedes observar es precioso. Lo de la lámpara de médico es porque me compré un flexo Ikea y dos bombillas Ikea y una estaba fundida. ¡Muerte a Suecia!



Estas son mis vistas. El “sky line” de Bari que debería llamarse “antenne line” porque parece Marrakech. La pegatina la cogí en un tren volviendo de Monopoli. Es algo así como “no tires botellas por la ventana”. Teniendo en cuenta que las cenas en mi casa se hacen en mi cuarto no está de más avisar. Ahí puedes salir a fumar porque dentro "è vietato".



Por si pensabas que no cabía suficiente gente en el cuarto tengo este pedazo de balcón. Para el que quiera hacer vivac. Aquí hace bueno todo el año así que… esterilla y al suelo.



Y ya que estamos te enseño el resto del piso. Esto es el “corridoio”. Te acuerdas de su nombre cuando, cada tres semanas, te toca limpiarlo. Y con esa bandera queda claro que en este piso "noi siamo italiani".



¡Mi gran amigo Fastweb! Si mi mesa con el tapete y el portátil eran mi altavoz este son las pilas del aparato. A veces me la juega un poco y se corta el partido de Osasuna o la conversación de Skype pero normalmente se porta bien.



El baño. Es grande y está muy bien. Baja la tapa después de usar la taza. Y, si eres chico, no te mees fuera.



Nuestra cocina. ¿Veis que hay un montón de cosas? Pues no es normal en un piso de alquiler. Como aquí ya vivía un tipo no he tenido que comprar nada. Y sí, hay tres cafeteras. De una, dos y tres tazas. Una gozada ya que no tienes que hacer una cafetera enorme para ti solo. Es que estos italianos cuando se ponen a pensar…



Saliendo de la cocina llegamos al balcón del patio interior. Ahí está mi toalla de Osasuna que ayer usé en la playa y abajo la bolsa de reciclaje de vidrio. Estamos dando pasos a favor de la ecología en este rincón de Bari. Antes no se reciclaba y se comía en platos de plástico. Ahora al revés.



Nada más que enseñarte. La próxima vez tráete algo de comer o de beber. El stock de birra en esta casa tiene un límite. Bueno, artista, te veo luego que me voy a comer. Te acompaño a la puerta y… escaleras, que he dicho que ahora somos ecológicos.




Jau, a las 14:21 horas del jueves, 7 de octubre de 2010.

Escuchando “Carta a Rigoberta Menchú” de Celtas Cortos.

domingo, 3 de octubre de 2010

¿De bar en Bari? ¿En serio?

Hace un año más o menos hablaba con Miguel de futuro. Me decía que le gustaría salir a un sitio tranquilo. Quizá un pueblo perdido donde trabajar de lo suyo apartado del ruido de la ciudad.

- ¿Y tú? - me espetó.

- Mira, Miguel, me gustan los bares. Me gusta mi vida actual. El pequeño ajetreo de una pequeña ciudad como Pamplona. Quedar con mis amigos en un local donde me conozca el camarero y me salude al entrar, tomarme dos cervezas todas las tardes e ir a casa a cenar con mi familia. ¿Vida rutinaria? Quizá, pero es la que me gusta.*

Pero un día te montas en un avión y apareces en una ciudad del sur de Italia llamada Bari. Y tras situar la estación de tren, los barrios chungos y el McDonald's salvador buscas un bar donde guarecerte. Porque a veces, estando solo, una cerveza en un bar con un libro o tu libreta es una buena compañía. Buscas, investigas, preguntas con tu lamentable italiano, ... Y no, parafraseando a Los Refrescos, aquí no hay bares. Hay locales para fighetti (pijos) en los que tú, con tu camiseta sin planchar pintas poco y donde por el precio de un cubata puedo comprarme la fábrica de Birra Peroni que está yendo al Stadio San Nicola.

Te unes a otra gente de tu estatus y sigues buscando esa equis que marque el lugar. No aparece. Tras dos semanas largas creo que no existe "mi" taberna. ¿Puede estar escondida? Todo es posible pero mi sexto sentido que me hace encontralas en poco tiempo nunca se ha confundido tanto. La operación de localización se va a ampliar a los barrios que estaban en "rojo peligro" y es que no puede ser que en este país donde el calcio (fútbol) es religión no haya un bar donde los futboleros se reunan a gritar un rato. Donde debe molar mucho ver al Bari.

O quizá la solución esté en abrir ese bar que todas las cuadrillas tenemos en mente aquí; en la capital de la Puglia. Se buscan socios capitalistas.

* Esta conversación tuvo lugar aunque quizá no exactamente con estas palabras. Si Miguel quiere hacer alguna corrección será bienvenida.


Jau, a las 14:30 horas del domingo, 3 de octubre de 2010.

Escuchando "Verrano a chiederti del nostro amore" de Fabrizio De André.