miércoles, 15 de septiembre de 2010

Roma a lomos de la 411

¿Qué hacer en tu quinta visita a Roma? Opciones hay muchas. Una de ellas es irte de farra con Quentin (sí, como Tarantino). Tiene 19 años, es australiano y su único objetivo es pillar como un loco. Con lo cual sabes que te vas a rallar con él. Kylie, otra australiana de tu habitación no te da mejores opciones. Sólo duerme y es muy rara. ¿Qué es ser rara? Bueno, nada más llegar me preguntó dónde estaba el norte porque siempre dormía orientada. Estuve por mandarle a la Calle San Gregorio antes de decirle que igual mirábamos el mapa y tratábamos de orientarnos. Ya habréis entendido que no era un monumento; en ese caso habría comprado inmediatemente una brújula.

La opción elegida fue ir a mi aire. Sin que nadie me diese el coñazo. Así que hoy he decidido alquilar una bicicleta y que fuese lo que Dios (Dio) quisiera. Y eso he hecho. Coger la bici en la Via Santa Maria in Via (nuestra Virgen del Camino) junto a la Fontana di Trevi y tomar rumbo norte a la Piazza del Popolo. Y de ahí, más al norte, hacia el Stadio Flaminio, donde Italia juega sus partidos del Sei Nazioni de rugby. En febrero aquí estaré.

Bueno, ¿cómo es la conducción en Roma e imagino que en toda Italia? Una definición sería "caótica" y otra "yo paso por ahí por mis santos cojones y tonto el último". Otro día hablaré de cruzar un paso de cebra sin semáforos para lo que exigen título de doctor o de suicida; ya os explicaré qué aplico yo. Pues eso; que me he dicho a mi mismo que nadie me iba a acojonar y lo he dado todo. ¿Me pitas? ¿Me dices algo mientras agitas la mano con los cinco dedos cerrados? Pues me la suda; que lo sepas, italianini de los huevos.

Del Stadio Flaminio al Olimpico donde me han sorprendido mucho las referencias fascistas (Mussolini Dux, Anoi Duce (contigo Duce) y cosas así) a épocas pasadas de infausto recuerdo para los italianos. Y en 1960 se celebraron aquí las Olimpiadas con todo eso. Vergüenza y Ley de Memoria Histórica ya.

Y vuelta al centro (porque aquello está donde Cristo perdió el mechero). Panteón, comer en un restaurante una lasagna y hacia San Pietro in Vincoli, donde está el "Moisés" de Miguel Ángel y luego a San Giovanni in Laterano, la Catedral del Papa, que para ser el Obispo de Roma tendrá que tener Catedral allí. No, La Ciudad del Vaticano no es Roma, es Ciudad del Vaticano.

Y la vuelta ha sido tal gozada que debo contarlo. ¿Sabéis ese anuncio en el que un Ferrari da la vuelta al Coliseo y un "gasolinero" dice "Non è male" (No está mal) con un cronómetro? Pues yo me he sentido parecido. Bajando desde San Juan de Letrán hasta la Via dei Fori Imperiali a diferente velocidad que el Ferrari (yo iría a 30 ó 35) pero con el mismo espectáculo, los muros del Colosseo. ¿Puede ser placer? Sí. Sustitutivo no. Si no habría más ciclistas.

Ahí ha acabado mi periplo con la 411, que ese era el número de la bici que he cogido. A ver si me trago el partido de la Roma que tengo que empezar a hacer patria. Ya que me dan conexión a internet gratis voy a hacerles un poco de gasto.

P.D.1: Hay un tipo a mi lado que me da un poco de miedo. No para de mirarme a mi y a mi pantalla pero en plan psicópata. Se llama Jon. En el próximo texto os cuento.

P.D.2: Sin problemas con el tipo ese (debía llamarse Giovanni). Eso sí me ha dado dos besos al despedirse pero me he cerciorado después que es algo normal entre romanos ya que me lo acaba de confirmar la camarera del siguiente bar.


Jau, a las 20:30 del miércoles, 15 de septiembre de 2010.

Escuchando el volumen atroz de las pantallas en el Scholars Lounge de la Via Vittorio Emanuele.

No hay comentarios:

Publicar un comentario