En cuatro días estaré montado en un autobús de PLM, sí esa que va de Pamplona (P) a Madrid (M) pasando por Logroño (L). Por fortuna en la capital me esparan unos amigos, una comida, unas cervezas y el Bernabéu. Decía Fernando Fernán Gómez en un anuncio de Mahou que no hay nada como el fútbol en el campo y yo añadiría que no hay campo como el Bernabéu. Antimadridismos aparte ese lugar es la pera.
Ahí va el anuncio, pero yo sigo escribiendo abajo, ¿eh?
Y luego, por ser sábado, no por otra cosa, una vuelta por ahí, claro, porque el lunes muy pronto (toca dormir en Barajas) cojo un avión rumbo a Roma, la Ciudad Eterna. Porque todos los caminos llevan a ella aunque no sea el destino final.
¿Por qué a Roma y no directamente a a Bari? Bueno, tengo tiempo y algún ahorro. Pero sobre todo tengo ganas de estar tres días tranquilo, con mis cosas, viendo todos esos monumentos que he visitado en mis 4 anteriores visitas pero sin hacer colas porque no tengo intención de entrar. Comprarme una tarjeta de móvil italiano, terminarme el Quijote a la sombra del Coliseo, buscarle los matices a una Nastro Azzurro frente al Panteón de Agripa, ..., y nada más. Ni menos.
En la noche del miércoles me montaré 6 horas en un tren para llegar a Bari Centrale. Esto ya será texto para otra entrada.
Jau, a las 9:29 horas del martes, 7 de septiembre de 2010.
Escuchando "Losing grip" de Avril Lavigne.
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