Salí del bar de forma apresurada. Eran las 6 de la mañana del miércoles 15 de diciembre. Bueno, ya era jueves, claro. Uno de esos días de despedidas, de “Feliz Navidad, nos vemos a la vuelta”, de ponme otros tres daiquiris. En definitiva uno de esos días en los que parece imposible irse a casa.
A alguien, probablemente a mi, se le ocurrió la fascinante idea de tomar un chupito de nosequé. Pagaba Luca, el camarero. Lo tomé y enseguida noté a mitad de esófago una sensación desagradable. La que te dice que te vayas a casa. Tomé mi ropa y me dirigí al lungomare que es el recorrido más corto a mi casa. Allí estábamos el mar Adriático, tres tipos, por no decir “colgaos”, corriendo, un motocarro Piaggio que se acercaba lentamente y yo.
De repente un coche pasó a gran velocidad cerca del motocarro y este se vio obligado a dar un volantazo para esquivarlo. Al momento varias cajas cayeron del motocarro y el conductor tuvo que bajarse para recogerlas. Era un anciano que rondaba los 80 años con largo pelo blanco, barba rizada y una característica nariz chata.
Increpó en barese al del coche que se encontraba ya a la altura de la playa y se puso a recoger.
- ¡Los iPad a tomar por culo, joder!
- Posso aiutare?
- Sí, échame un cable. Así decís en España, ¿no? Porque hablas con un acento español… Además tú, …, tú recibiste una vez un futbolín amarillo, me debes una. No podían vivir tus abuelos en un bajo, no. Y además luego te pasaste a la competencia.
Mi ligera, o más que ligera borrachera me hacía dudar. ¿Cómo sabe este viejo que tuve un futbolín amarillo? ¿Cómo sabe que mis abuelos no vivían en un bajo? ¿Exceso de ron en el daiquiri? Bueno, mejor, ¿exceso de daiquiris?
Mientras recogía cajas Apple del suelo me preguntaba si estaba haciendo mal. Creía que los grupos mafiosos de la Puglia se encargaban de drogas y armas pero no pensaba que traficasen desde Albania con tecnología. No me apetece colaborar en esas cosas.
- Deja de mirar así los iPad que no te voy a dar uno. Los tengo contados y la demanda este año ha sido la pera. Si me ayudas te llevo luego a casa. ¿Vives lejos?
- Que va, aquí al lado; en Signorile 53.
- Ahí no he hecho un reparto desde el 64 cuando había una cría pequeña. Arena creo que se apellidaba. Aquella gente tenía pasta, creo que el padre era militar de aquellos, ya sabes a qué me refiero. ¡Venga móntate que tengo mucho que envolver!
Me monté en el motocarro del extraño y me fijé en el salpicadero si es que un motocarro se puede decir que tenga salpicadero. Estaba plagado de pegatinas o reproducciones de banderas de países extraños. En una ponía Prusia, en otra Swazilandia. En la más rara ponía Reino Nazarí de Granada y estaba bastante ajada.
- ¿Rara, eh? Es de un reparto que hice en 1491. Allá no todos eran musulmanes. Había algún cristiano escondido.
Estaba flipando. Maldito viejo loco. Nos dirigimos de vuelta a Bari Vecchia, pasamos junto a Sandra y Manuel que salían del Lume con otros tantos que por fortuna no me vieron y llegamos a la Basílica de San Nicola. Se aproximó a la puerta de un edificio lateral y me advirtió:
- Debes prometerme que lo que vas a ver no lo vas a contar a nadie. Bueno, da igual, no me prometas nada, que nadie te va a creer.
Levantó la persiana y me introdujo en el más gigantesco almacén que haya visto en mi vida. Estanterías ordenadas por continentes y baldas ordenadas por países. Las de África y el sudeste asiático prácticamente vacías y el espacio destinado a Europa occidental y América del Norte a rebosar. Me fijé que en la de España no había tantas cosas como en otros países europeos.
- ¿Usted no reparte en España? ¿Se encarga otra empresa?
- ¿Tú chaval eres tonto? ¿Todavía no te has dado cuenta de qué es esto? Me llamo Nicola, Nicola di Bari, y no, no me inventó la Coca-Cola. Pero llámame Nico.
- Pero usted es…
- Un poco lentito sí eres, ¿eh? ¿Hace falta que me ponga el disfraz? ¿Te cuento la historieta de Santa Claus? ¿De dónde crees que viene “Claus”? ¡Premio, de Nicolaus! Coge esas dos cajas, venga, que está amaneciendo. Por cierto, lo que decías de España. Ahí hay una competencia de la leche. Entre los Reyes Magos y un tipo que se dedica al carbón durante el año en Euskadi y Navarra el negocio se ha puesto fatal. Además la gasolina está por las nubes. Y tutéame, coño.
La cámara oculta tenía que estar en algún sitio. Los videos de Dani no iban a tener nada de gracia comparados con mi cara de bobo creyéndome la bola de un abuelo con Síndrome de Diógenes a juzgar por la de cosas que había allí.
- Ya, ¿y los renos?
- Nos ha salido listillo el chaval. ¿Quieres que te salude diciendo “jo, jo, jo”? No te jo, jo, jode. Hala, venga, que hemos acabado. Puerta. ¿Quieres desayunar? Hay un sitio donde hacen buenos cornettos y me hacen precio.
Fuimos a un local en Piazza Mercantile que ya conocía y me comí un cornetto de chocolate. El hombre me contó toda su historia. Que había nacido en la actual Turquía pero que a los santos les llaman dependiendo de donde les entierran.
- Como a mi compañero el de Compostela. Ahí llueve mucho. A mi me tocó Bari. Aquí lo hace 10 días al año, dicen. ¿Había sitios mejores? Sí, pero a este lugar se le coge cariño, imagino que ya lo habrás experimentado. Yo le di su primer balón a Antonio Cassano en una callejuela ahí al lado. Estaba despierto esperándome el muy cabronazo. Una de sus primeras cassanatas.
Llegó la hora de irse a casa. Me ofreció llevarme pero necesitaba volver cerca del mar para aclararme y certificar quién me había echado algo en la bebida. Ya en el piso vi luz en la cocina e imaginé que Iñaki estaba desayunando. Me metí en silencio a mi cuarto y al día siguiente le conté que para las 6 y algo ya estaba frito.
Desperté bastante tarde y flipé con mi sueño. Que cosas más raras hace el alcohol.
Pero hoy he encontrado una nota y un paquete junto a mi cama.
No me has pedido nada pero te dejo un cornetto. ¿Era de chocolate, verdad?
P.D.: Dar vueltas a la columna da resultado. Al tiempo.
Tenía que compartirlo con vosotros. Todo parecía irreal o fruto de un sueño pero el cornetto estaba demasiado bueno esta mañana. Eso es innegable.
¡Feliz Navidad! Buon Natale! Zorionak!
sábado, 25 de diciembre de 2010
martes, 21 de diciembre de 2010
Le he dicho a mi padre "ou" y otras lindezas
14:20 horas del lunes. La cocina de mi casa. Me sirvo un plato de lentejas y me dirijo con él a la mesa. A mi derecha mi padre se dirige del frigorífico a la vitrocerámica. Me golpea involuntariamente en el brazo, no se derrama el contenido y solo acierto a decir: "ou". Ramalazo barese por un momento. Mi padre me mira con cara extraña. ¿Qué es "ou"? Nada, padre, un sonido barese que se me ha pegado.
Salgo a la tarde a la calle y busco con la mirada ese coche que tanto me gusta. No lo veo. ¿Dónde está el Lancia Delta que me enamora y que algún día me compraré? Veo varios Seat León y algún C2 pero... ¿dónde está el Delta? O en su defecto un Cinquecento... ¡Solo veo Renoles y Peyots! ¿Dónde está la elegancia?
Joder, relájate, has vuelto de Bari. Desconecta, come txistorra, ..., txistorra, compra txistorra que esta noche caen unos huevos fritos. Ahí hay un supermercado, ..., PIIIIIIIIIIIIIIIII, no, no puedes cruzar por donde quieras. Aquí los pasos de cebra y los semáforos tienen un significado. A ver, txistorra, ahí, cómo me voy a poner, ¿y la pasta cuánto valdrá? Coooño, el doble que allí, ¿y la cerveza?, también más cara. Yogures más caros, salchichas más caras, fruta más cara, ¡¡¡pero esto qué es!!! Ahora me acuerdo, Pamplona.
Has quedado en un bar. De los de verdad. Música en condiciones, el camarero te saluda por tu nombre, Jau, al fondo están tus amigos, te preguntan por tus novedades italianas, por lo de siempre, por lo nunca te habían preguntado, ..., ya en la barra pides a Fernando "due Peroni e uscita*". Que no Jau, regresa del todo, ¿pinta de Guinness para variar? No, que he donado sangre, ponme una Coca-Cola pero que no se entere nadie. Cuentas las batallas que repetirás mil y una veces a lo largo de estas Navidades y te despides. Toca cenar en Burlada.
Vuelta pa'casa. ¡Pumba! Golpe con el hombro. ¡Mira por donde vas!, te espeta un tipo. Disculpe es que..., cállate anda, que si le dices que ibas mirando al suelo para evitar las deposiciones caninas (qué fino) se va a quedar flipado. Aquí la gente las recoge.
Llega el autobús y la gente se arremolina en la puerta delantera. Pringaos, yo por detrás que seguro que me siento. Esperas unos segundos y la puerta no se abre. Bobo. Aquí se entra por la delantera. Ya en casa vacías los bolsillos y salen de ellos varios recibos de las compras que has hecho. Maldita manía de coger el ticket siempre cuando no vale para nada.
Hala, venga, cena y vete a la cama. A ese colchón que tanto has añorado. Domani sarà un'altro giorno.
* Lo de "uscita" (salida en italiano) se debe a que en muchos locales italianos no debes comprar entrada sino pagar a la salida una cantidad determinada si has consumido algo y otra si no lo has hecho. Normalmente en la caja, porque no se le paga al camarero nada, se pide la bebida y un papelico que atestigua que has consumido para salir; la "uscita". Cosas raras.
Jau, a las 13:54 horas del miércoles, 22 de diciembre de 2010.
Escuchando "Valiente" de Vetusta Morla.
Salgo a la tarde a la calle y busco con la mirada ese coche que tanto me gusta. No lo veo. ¿Dónde está el Lancia Delta que me enamora y que algún día me compraré? Veo varios Seat León y algún C2 pero... ¿dónde está el Delta? O en su defecto un Cinquecento... ¡Solo veo Renoles y Peyots! ¿Dónde está la elegancia?
Joder, relájate, has vuelto de Bari. Desconecta, come txistorra, ..., txistorra, compra txistorra que esta noche caen unos huevos fritos. Ahí hay un supermercado, ..., PIIIIIIIIIIIIIIIII, no, no puedes cruzar por donde quieras. Aquí los pasos de cebra y los semáforos tienen un significado. A ver, txistorra, ahí, cómo me voy a poner, ¿y la pasta cuánto valdrá? Coooño, el doble que allí, ¿y la cerveza?, también más cara. Yogures más caros, salchichas más caras, fruta más cara, ¡¡¡pero esto qué es!!! Ahora me acuerdo, Pamplona.
Has quedado en un bar. De los de verdad. Música en condiciones, el camarero te saluda por tu nombre, Jau, al fondo están tus amigos, te preguntan por tus novedades italianas, por lo de siempre, por lo nunca te habían preguntado, ..., ya en la barra pides a Fernando "due Peroni e uscita*". Que no Jau, regresa del todo, ¿pinta de Guinness para variar? No, que he donado sangre, ponme una Coca-Cola pero que no se entere nadie. Cuentas las batallas que repetirás mil y una veces a lo largo de estas Navidades y te despides. Toca cenar en Burlada.
Vuelta pa'casa. ¡Pumba! Golpe con el hombro. ¡Mira por donde vas!, te espeta un tipo. Disculpe es que..., cállate anda, que si le dices que ibas mirando al suelo para evitar las deposiciones caninas (qué fino) se va a quedar flipado. Aquí la gente las recoge.
Llega el autobús y la gente se arremolina en la puerta delantera. Pringaos, yo por detrás que seguro que me siento. Esperas unos segundos y la puerta no se abre. Bobo. Aquí se entra por la delantera. Ya en casa vacías los bolsillos y salen de ellos varios recibos de las compras que has hecho. Maldita manía de coger el ticket siempre cuando no vale para nada.
Hala, venga, cena y vete a la cama. A ese colchón que tanto has añorado. Domani sarà un'altro giorno.
* Lo de "uscita" (salida en italiano) se debe a que en muchos locales italianos no debes comprar entrada sino pagar a la salida una cantidad determinada si has consumido algo y otra si no lo has hecho. Normalmente en la caja, porque no se le paga al camarero nada, se pide la bebida y un papelico que atestigua que has consumido para salir; la "uscita". Cosas raras.
Jau, a las 13:54 horas del miércoles, 22 de diciembre de 2010.
Escuchando "Valiente" de Vetusta Morla.
sábado, 11 de diciembre de 2010
Internet cuando estás lejos: "como se fue vino"
Ocurre cuando menos te lo esperas. Y cuando más lo "necesitas". Es más, estoy seguro que cuando estás dormido nunca pasa.
Puedes estar leyendo el último cable sobre Moratinos o viendo un apasionante partido de fútbol italiano y lo notas enseguida. Se produce un pequeño corte en la transmisión y la imagen de Toni queda un segundo fija en la pantalla; a El País le cuesta tiempo de más cargar el último cotilleo diplomático y ves la debacle en forma de pantalla del Explorer.
"Internet Explorer no puede mostrar la página web". Acudes a la pestaña inferior derecha y constatas el error. Fastweb se ha ido. Y parece que no quiere volver. Buscas desesperado a "dlink". Es ese vecino que tiene la red inalámbrica sin proteger y que la comparte contigo de forma desinteresada. Hoy no está. Seguro que el Genoa ha marcado el segundo gol y te lo has perdido. ¿Y el Facebook? ¿Qué hago sin Facebook? ¿De aquí a que vuelva la conexión cuántos numericos rojos tendré en la barra azul? ¡No puedo contestar en ningún evento ni hacerme fan de la Operación Galgo!
A pesar de que lo puedes ver en "Conexiones" preguntas a voz en grito a tus compañeros si se ha ido internet. ¿Se os ha ido? ¡Joder! ¡Ahora que estaba leyendo el último affaire de Antonio Cassano! ¿Y si en este rato dimite Berlusconi? ¡Y yo con estos pelos!
Recorres el piso. ¿Me pongo un café? ¡El Quarta Caffè (café italiano que bebe mi compañero transalpino) se ha acabado! Cajón secreto... sólo hay 12 cervezas. ¿Por qué se derrumba el mundo a mi alrededor? ¿Qué será lo próximo? ¿Cerrarán la Nordwind? ¿Hará frío en la Puglia? ¿La gente recogerá los excrementos de sus perros?
Insultas en repetidas ocasiones al módem y lo desenchufas. Las luces, finalmente, se vuelven a encender y una de ellas parpadea con insistencia. eso es bueno. Vuelves a la mesa y allí está de nuevo. Respiras aliviado y entras en las principales redes sociales. A una chica de Barañain le gusta tu foto y tu correo sigue desierto. El mundo sigue disfrutando con Wikileaks y Luca Toni, como es habitual, no ha marcado gol.
Como bien dice Enjuto Mojamuto: "Como se fue vino".
La vida sigue igual. Este relato es exagerado y está escrito en clave de humor pero la necesidad de estar en contacto con los demás y de estar informado la he notado sobre todo aquí, a 1500 kilómetros de casa. Consecuencias de pertenecer a la aldea global. La terapia de desintoxicación temporal empieza el 20. Este trasto no me lo llevo.
Jau, a las 13:56 horas del sábado, 11 de diciembre de 2010.
Escuchando "Müssen nur wollen" de Wir sind helden.
Puedes estar leyendo el último cable sobre Moratinos o viendo un apasionante partido de fútbol italiano y lo notas enseguida. Se produce un pequeño corte en la transmisión y la imagen de Toni queda un segundo fija en la pantalla; a El País le cuesta tiempo de más cargar el último cotilleo diplomático y ves la debacle en forma de pantalla del Explorer.
"Internet Explorer no puede mostrar la página web". Acudes a la pestaña inferior derecha y constatas el error. Fastweb se ha ido. Y parece que no quiere volver. Buscas desesperado a "dlink". Es ese vecino que tiene la red inalámbrica sin proteger y que la comparte contigo de forma desinteresada. Hoy no está. Seguro que el Genoa ha marcado el segundo gol y te lo has perdido. ¿Y el Facebook? ¿Qué hago sin Facebook? ¿De aquí a que vuelva la conexión cuántos numericos rojos tendré en la barra azul? ¡No puedo contestar en ningún evento ni hacerme fan de la Operación Galgo!
A pesar de que lo puedes ver en "Conexiones" preguntas a voz en grito a tus compañeros si se ha ido internet. ¿Se os ha ido? ¡Joder! ¡Ahora que estaba leyendo el último affaire de Antonio Cassano! ¿Y si en este rato dimite Berlusconi? ¡Y yo con estos pelos!
Recorres el piso. ¿Me pongo un café? ¡El Quarta Caffè (café italiano que bebe mi compañero transalpino) se ha acabado! Cajón secreto... sólo hay 12 cervezas. ¿Por qué se derrumba el mundo a mi alrededor? ¿Qué será lo próximo? ¿Cerrarán la Nordwind? ¿Hará frío en la Puglia? ¿La gente recogerá los excrementos de sus perros?
Insultas en repetidas ocasiones al módem y lo desenchufas. Las luces, finalmente, se vuelven a encender y una de ellas parpadea con insistencia. eso es bueno. Vuelves a la mesa y allí está de nuevo. Respiras aliviado y entras en las principales redes sociales. A una chica de Barañain le gusta tu foto y tu correo sigue desierto. El mundo sigue disfrutando con Wikileaks y Luca Toni, como es habitual, no ha marcado gol.
Como bien dice Enjuto Mojamuto: "Como se fue vino".
La vida sigue igual. Este relato es exagerado y está escrito en clave de humor pero la necesidad de estar en contacto con los demás y de estar informado la he notado sobre todo aquí, a 1500 kilómetros de casa. Consecuencias de pertenecer a la aldea global. La terapia de desintoxicación temporal empieza el 20. Este trasto no me lo llevo.
Jau, a las 13:56 horas del sábado, 11 de diciembre de 2010.
Escuchando "Müssen nur wollen" de Wir sind helden.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Las canciones tienen su orden por algo*
Sonaba "Llenos de magia" a eso de las 10 de la noche de ayer en mi cuarto. Bastante alto y con la puerta cerrada para no molestar a mis compañeros. Y sonaba porque la radio televisión pública italiana me hacía ver a tirones el programa del lunes de Fazio y Saviano. Me harté de ver el letrerico de "Buffering..." y busqué en Mi Música algo que llevarme al tímpano.
Desde Montevideo, porque son de allí, vía Pamplona, porque fue Martín quien me los recomendó, llegaron a Bari los componenetes de "La vela puerca". O más bien su música. Primera vez que me paraba a escuchar o ver algo. Y es que cuando te vas un tiempo pides recomendaciones de música y cine porque supones que tu tiempo libre va a ser extensísimo. En mi escala en Madrid me hice con decenas de películas poco comerciales que pensaba devorar en mis primeras fechas aquí. No he visto ninguna y ya llevo casi tres meses fuera de casa.
Abrí una Nastro Azzurro (aquella cerveza que anunciaba Valentino Rossi hace años) y me senté en el sofá atento solo a escuchar. Con los pies en el puf ajado que venía con la habitación y los ojos entreabiertos me sobresalté con "Dice", la tercera del disco. "Dice que no quiere odiar, quiere matar". Como para sobresaltarse. Al final de la canción otra frase me relaja un poco: "Dice no querer crear, quiere soñar".
Se suceden los estribillos y las estrofas cantadas con acento charrúa y la botella de 33 centilítros mengua. Bueno, mengua su contenido. Le doy un repaso visual a mi cuarto y me fijo en cómo ha cambiado desde que llegué. Cuando entré nada estaba así. El escritorio estaba en otro sitio. Cuadros horribles adornaban las paredes. Por supuesto no había ni un amatrícula italiana, ni un gran mapa de Italia ni un cartel reivindicativo estudiantil. Ahora es mi pequeño trozo de casa. Mi hábitat.
Me asomé un momento al balcón aprovechando que la noche era más que agradable siendo el último día de noviembre y no vi ni rastro de ese barrio que me dijeron peligroso. Gente saliendo del gimnasio que hay junto al portal a altas horas, el tipo del garage con su perro, la luz del Laboratorio Il Cornetto que me acoge al final de las noches de salir, ..., todo ya asumido como parte del barrio. Y ocultando una frase de "Un frasco" un tren de Ferrovie dello Stato que parte de Bari Centrale rumbo a Brindisi o Lecce. Con el tiempo he aprendido a adoptar el ruido del tren como un ruido más del vencindario. Al mismo nivel que los aullidos baresi, la bocina cansina del que se ve atrapado por un aparcamiento en doble fila o la música de discoteca de un tipo que algún día romperá mis cristales.
Llego a "A lo verde". Termina el disco. La canción sonaba bonita, pienso para mi. La subo a Facebook con un mensaje de despedida nocturna para esa gente con la que habitualmente tomo Peroni, para esa gente que estará en Pamplona tomando unas pintas y para esos que leen este blog o mis entradas Facebook.
Apago el ordenador. No queda cerveza en la botella verde. Mañana será otro día. Hay que aprender a usar el LabView, hay que pagar el piso al dueño, hay que limpiar el cuarto que el jueves viene Laura, hay que ver el partido del Bari de las 3, ...
Pero eso será mañana. Esta hora de paz y tranquilidad con el álbum "A contraluz" no me la quita nadie. Con las canciones en su orden que por algo se decidió así.
Porque parar un poco no está mal.
* Este texto se llama así porque es una frase que pronunció Ale, médico sevillano y guitarrista de Trisfe; el grupo que te embauca y te hará enloquecer.
Jau, a las: 14:36 del miércoles, 1 de diciembre de 2010.
Escuchando nada.
Desde Montevideo, porque son de allí, vía Pamplona, porque fue Martín quien me los recomendó, llegaron a Bari los componenetes de "La vela puerca". O más bien su música. Primera vez que me paraba a escuchar o ver algo. Y es que cuando te vas un tiempo pides recomendaciones de música y cine porque supones que tu tiempo libre va a ser extensísimo. En mi escala en Madrid me hice con decenas de películas poco comerciales que pensaba devorar en mis primeras fechas aquí. No he visto ninguna y ya llevo casi tres meses fuera de casa.
Abrí una Nastro Azzurro (aquella cerveza que anunciaba Valentino Rossi hace años) y me senté en el sofá atento solo a escuchar. Con los pies en el puf ajado que venía con la habitación y los ojos entreabiertos me sobresalté con "Dice", la tercera del disco. "Dice que no quiere odiar, quiere matar". Como para sobresaltarse. Al final de la canción otra frase me relaja un poco: "Dice no querer crear, quiere soñar".
Se suceden los estribillos y las estrofas cantadas con acento charrúa y la botella de 33 centilítros mengua. Bueno, mengua su contenido. Le doy un repaso visual a mi cuarto y me fijo en cómo ha cambiado desde que llegué. Cuando entré nada estaba así. El escritorio estaba en otro sitio. Cuadros horribles adornaban las paredes. Por supuesto no había ni un amatrícula italiana, ni un gran mapa de Italia ni un cartel reivindicativo estudiantil. Ahora es mi pequeño trozo de casa. Mi hábitat.
Me asomé un momento al balcón aprovechando que la noche era más que agradable siendo el último día de noviembre y no vi ni rastro de ese barrio que me dijeron peligroso. Gente saliendo del gimnasio que hay junto al portal a altas horas, el tipo del garage con su perro, la luz del Laboratorio Il Cornetto que me acoge al final de las noches de salir, ..., todo ya asumido como parte del barrio. Y ocultando una frase de "Un frasco" un tren de Ferrovie dello Stato que parte de Bari Centrale rumbo a Brindisi o Lecce. Con el tiempo he aprendido a adoptar el ruido del tren como un ruido más del vencindario. Al mismo nivel que los aullidos baresi, la bocina cansina del que se ve atrapado por un aparcamiento en doble fila o la música de discoteca de un tipo que algún día romperá mis cristales.
Llego a "A lo verde". Termina el disco. La canción sonaba bonita, pienso para mi. La subo a Facebook con un mensaje de despedida nocturna para esa gente con la que habitualmente tomo Peroni, para esa gente que estará en Pamplona tomando unas pintas y para esos que leen este blog o mis entradas Facebook.
Apago el ordenador. No queda cerveza en la botella verde. Mañana será otro día. Hay que aprender a usar el LabView, hay que pagar el piso al dueño, hay que limpiar el cuarto que el jueves viene Laura, hay que ver el partido del Bari de las 3, ...
Pero eso será mañana. Esta hora de paz y tranquilidad con el álbum "A contraluz" no me la quita nadie. Con las canciones en su orden que por algo se decidió así.
Porque parar un poco no está mal.
* Este texto se llama así porque es una frase que pronunció Ale, médico sevillano y guitarrista de Trisfe; el grupo que te embauca y te hará enloquecer.
Jau, a las: 14:36 del miércoles, 1 de diciembre de 2010.
Escuchando nada.
jueves, 25 de noviembre de 2010
Parte de guerra
"Sin novedad en el Alcázar" dijo el general sublevado Moscardó en 1936 cuando saludó a otro militar fascista tras ser liberado del asedio del ejército constitucional. El Alcázar de Toledo estaba prácticamente destrozado.
Hoy podría firmarlo Silvio Berlusconi. Un señor que no ve lo que ocurre a su alrededor, que no escucha y que convierte su discurso al final en "pa'chulo, yo".
Ayer y hoy el caos es estudiantil. Ayer se produjo un intento de entrada masiva al Senado en Roma. Protestan los estudiantes por la ley que quiere introducir la ministra Gelmini que reduce en un 89% las bolsas de estudio en la universidad pública. Un escándalo que se quiere apoyar sin conseguirlo en las reformas económicas para salir de la crisis. Pero tocar la educación es algo que ningún país europeo ha hecho. Los investigadores se han encaramado a los tejados con el visto bueno de rectores, catedráticos y profesores.
El Ejecutivo hace como que no ve pero las ediciones digitales de los principales medios italianos no dejan de publicar noticias. Primero fue el lanzamiento de huevos en la Cámara Alta italiana y el acceso a las azoteas de las universidades acompañados por políticos más que relevantes como Bersani o Vendola. Hoy se ha dado un paso más y grupos de estudiantes han "tomado" la Torre de Pisa o el Colosseo en Roma.
Imaginaros entrar al Colosseo como turistas y veros rodeados por jóvenes que corean consignas antigobierno. El mayor símbolo italiano convertido en altavoz al mundo.
Otros edificios en Turín, Cerdeña han sido "ocupados" también. El tejado del Politecnico en Milán lo mismo.
Pero mientras el Ejecutivo hace oídos sordos tanto a las protestas como a sus tres derrotas consecutivas en los últimos días en la Cámara Baja.
¿Cantos de cisne? Esperemos al 13 de diciembre. Ese día hay cena en casa. Porque Antonio habrá aprobado su examen y porque los italiano se habrán librado de Berlusconi, Carfagna, Maroni y demás secuaces.
P.D.: Hay en este texto un punto de envidia. ¿Quién no quiso alguna vez montar una revolución? En Pamplona todos sabemos que, por lo de siempre, es imposible. Al menos presenciarla aquí está siendo agradable. ¿Se conseguirá algo? México y París hace más de 40 años dicen que no. La utopía dice que sí.
Jau, a las 16:51 horas del jueves, 25 de noviembre de 2010.
Escuchando "Las olas" de La Fuga.
Hoy podría firmarlo Silvio Berlusconi. Un señor que no ve lo que ocurre a su alrededor, que no escucha y que convierte su discurso al final en "pa'chulo, yo".
Ayer y hoy el caos es estudiantil. Ayer se produjo un intento de entrada masiva al Senado en Roma. Protestan los estudiantes por la ley que quiere introducir la ministra Gelmini que reduce en un 89% las bolsas de estudio en la universidad pública. Un escándalo que se quiere apoyar sin conseguirlo en las reformas económicas para salir de la crisis. Pero tocar la educación es algo que ningún país europeo ha hecho. Los investigadores se han encaramado a los tejados con el visto bueno de rectores, catedráticos y profesores.
El Ejecutivo hace como que no ve pero las ediciones digitales de los principales medios italianos no dejan de publicar noticias. Primero fue el lanzamiento de huevos en la Cámara Alta italiana y el acceso a las azoteas de las universidades acompañados por políticos más que relevantes como Bersani o Vendola. Hoy se ha dado un paso más y grupos de estudiantes han "tomado" la Torre de Pisa o el Colosseo en Roma.
Imaginaros entrar al Colosseo como turistas y veros rodeados por jóvenes que corean consignas antigobierno. El mayor símbolo italiano convertido en altavoz al mundo.
Otros edificios en Turín, Cerdeña han sido "ocupados" también. El tejado del Politecnico en Milán lo mismo.
Pero mientras el Ejecutivo hace oídos sordos tanto a las protestas como a sus tres derrotas consecutivas en los últimos días en la Cámara Baja.
¿Cantos de cisne? Esperemos al 13 de diciembre. Ese día hay cena en casa. Porque Antonio habrá aprobado su examen y porque los italiano se habrán librado de Berlusconi, Carfagna, Maroni y demás secuaces.
P.D.: Hay en este texto un punto de envidia. ¿Quién no quiso alguna vez montar una revolución? En Pamplona todos sabemos que, por lo de siempre, es imposible. Al menos presenciarla aquí está siendo agradable. ¿Se conseguirá algo? México y París hace más de 40 años dicen que no. La utopía dice que sí.
Jau, a las 16:51 horas del jueves, 25 de noviembre de 2010.
Escuchando "Las olas" de La Fuga.
martes, 16 de noviembre de 2010
Presenciando una demolición
Así llevo unos días en Bari. Viendo como el edificio más grande de Italia es demolido. Se llama Gobierno Italiano. Nunca fue muy estable. Pero en las últimas fechas todos han puesto su granito de arena o su pequeño empujón con la típica bola de dibujos animados para que se venga abajo.
El Presidente del Gobierno, que aquí llaman Consejo de Ministros lleva poniendo cargas en los cimientos desde 2008. Como detonador ha puesto sospechas de compra de votos, declaraciones polémicas tras terremotos, divorcios millonarios o orgías con menores de edad marroquíes. Algo constante durante dos años. El problema es que antes prácticamente todos le reían las gracias; ya no.
Su principal aliado hasta la fecha, Gianfranco Fini, le ha sostenido todo lo que ha podido. Hace unos días dio un ultimátum a Berlusconi. O te vas ahora con honor o te echamos. Y ayer los cuatro ministros "finianos" dimitieron. Giorgio Napolitano, Presidente de la República, ha llamado a los presidentes de Congreso y Senado. El pobre (y anciano) hombre no gana para disgustos. Cuando no es Silvio el culpable de sus desvelos es que se derrumba un edificio en Pompei. Ha dicho basta.
La opinión pública no es ajena a esto. En Rai Tre, se emite el programa más visto de Italia. Un formato en el que se habla de políticas sociales, de religión, de izquierda y derecha, de ministros corruptos, ... Un programa, "Vieni via con me" en el que Roberto Saviano, el autor de "Gomorra", habla de las relaciones de los partidos con los grupos mafiosos, de la eutanasia, de homofobia, de religión, ... 9 millones de telespectadores ayer. Récord histórico de Rai Tre que forma parte del ente público. Y todavía quedan dos emisiones. En este programa no hay "mamachichos". Es el único de la televisión italiana en el que no las hay. La ciudadanía se está empezando a levantar.
Al ejecutivo le ha salido un apoyo ahora. La Lega Nord; ese partido racista que encabeza Umberto Bossi y que hace poco firmó el "Manifiesto de la raza padana" y al que ayer Saviano se refirió como aliado de la 'Ndrangheta, grupo mafioso calabrés. ¿Este partido es un apoyo o la última mano en el cuello para "Il Cavaliere"? Creo que lo segundo.
En el otro extremo del arco parlamentario está la izquierda que se supone lidera Bersani pero que está totalmente disgregada y sin líder claro. ¿Vendola como cabeza común? Puede ser, pero conozco italianos de izquierdas que ahora mismo prefieren votar a Fini a pesar de ser de centro-derecha y de orígenes fascistas por tener principios claros y dotes de liderazgo.
El edificio va cayendo. Unos piden elecciones, otros moción de censura. Pero me da la sensación de que esto es imparable. La gente está harta de ser conocidos no sólo por las acciones de Berlusconi sino por el berlusconismo, que esta formado por todos aquellos que le aplauden, ríen sus chistes sin gracia, todos sus ministros metidos en escándalos, ... Los italianos son conscientes de la imagen que da el país. Y les da vergüenza.
Seguiré observando. Ya os contaré. En cuanto la construcción se vaya al carajo lo pondré en Facebook. Será un buen día. Demoler para volver a construir algo nuevo y esperemos que mejor. Este maravilloso país no se merece la situación actual.
Jau, a las 14:43 horas del martes, 16 de noviembre de 2010.
Escuchando "Mi scusi Presidente" de Giorgio Gaber, canción interpretada en "Vieni via con me"
El Presidente del Gobierno, que aquí llaman Consejo de Ministros lleva poniendo cargas en los cimientos desde 2008. Como detonador ha puesto sospechas de compra de votos, declaraciones polémicas tras terremotos, divorcios millonarios o orgías con menores de edad marroquíes. Algo constante durante dos años. El problema es que antes prácticamente todos le reían las gracias; ya no.
Su principal aliado hasta la fecha, Gianfranco Fini, le ha sostenido todo lo que ha podido. Hace unos días dio un ultimátum a Berlusconi. O te vas ahora con honor o te echamos. Y ayer los cuatro ministros "finianos" dimitieron. Giorgio Napolitano, Presidente de la República, ha llamado a los presidentes de Congreso y Senado. El pobre (y anciano) hombre no gana para disgustos. Cuando no es Silvio el culpable de sus desvelos es que se derrumba un edificio en Pompei. Ha dicho basta.
La opinión pública no es ajena a esto. En Rai Tre, se emite el programa más visto de Italia. Un formato en el que se habla de políticas sociales, de religión, de izquierda y derecha, de ministros corruptos, ... Un programa, "Vieni via con me" en el que Roberto Saviano, el autor de "Gomorra", habla de las relaciones de los partidos con los grupos mafiosos, de la eutanasia, de homofobia, de religión, ... 9 millones de telespectadores ayer. Récord histórico de Rai Tre que forma parte del ente público. Y todavía quedan dos emisiones. En este programa no hay "mamachichos". Es el único de la televisión italiana en el que no las hay. La ciudadanía se está empezando a levantar.
Al ejecutivo le ha salido un apoyo ahora. La Lega Nord; ese partido racista que encabeza Umberto Bossi y que hace poco firmó el "Manifiesto de la raza padana" y al que ayer Saviano se refirió como aliado de la 'Ndrangheta, grupo mafioso calabrés. ¿Este partido es un apoyo o la última mano en el cuello para "Il Cavaliere"? Creo que lo segundo.
En el otro extremo del arco parlamentario está la izquierda que se supone lidera Bersani pero que está totalmente disgregada y sin líder claro. ¿Vendola como cabeza común? Puede ser, pero conozco italianos de izquierdas que ahora mismo prefieren votar a Fini a pesar de ser de centro-derecha y de orígenes fascistas por tener principios claros y dotes de liderazgo.
El edificio va cayendo. Unos piden elecciones, otros moción de censura. Pero me da la sensación de que esto es imparable. La gente está harta de ser conocidos no sólo por las acciones de Berlusconi sino por el berlusconismo, que esta formado por todos aquellos que le aplauden, ríen sus chistes sin gracia, todos sus ministros metidos en escándalos, ... Los italianos son conscientes de la imagen que da el país. Y les da vergüenza.
Seguiré observando. Ya os contaré. En cuanto la construcción se vaya al carajo lo pondré en Facebook. Será un buen día. Demoler para volver a construir algo nuevo y esperemos que mejor. Este maravilloso país no se merece la situación actual.
Jau, a las 14:43 horas del martes, 16 de noviembre de 2010.
Escuchando "Mi scusi Presidente" de Giorgio Gaber, canción interpretada en "Vieni via con me"
domingo, 7 de noviembre de 2010
Calcio hasta en la sopa
No, no me refiero a que a los sobres de caldo preparado les echen un "extra" de calcio como se hace con todos los productos alimenticios en España que si no llevan calcio llevan soja y si no llevan soja llevan fibra.
Calcio es la palabra que en Italia utilizan para nominar a nuestro fútbol. No se refieren con calcio a la liga italiana: es el deporte.
Y hoy, domingo, tengo una buena sesión. Visita Bari el Milan y, aunque hoy no toca ir al Stadio San Nicola me lo voy a tragar por la tele. Bueno, por el ordenador que para mi viene a ser lo mismo. Antes de eso habré visto ya un rato del Celta - Betis para continuar con el Osasuna - Hércules íntegro y algunos ratos del Barça y el Madrid alternando con la Fórmula 1. Todo en casa de Angelo.
Aquí el fútbol es religión. Ayer, sin ir más lejos, cenando en un restaurante con Irene y Carlos había ratos en que los camareros estaban más atentos al Inter - Brescia que aparecía en la pantalla que a atender. "Lo siento por mi novio", dijo la camerera que nos servía la comida cuando vio la grave lesión de Samuel, defensa interista.
Incluso en un bar poblado de rastas consumiendo sustancias estupefacientes se seguía con pasión pero en silencio (curiosa habilidad italiana) el Fiorentina - Bari. ¿Imagináis esto en nuestras ciudades? Un local alternativo, plagado de banderas palestinas y de otros movimientos y 25 tíos y tías fumando porros en silencio rezando por una ocasión de Donati, metiéndose con el medio derecho de su equipo y lamentando el 2 - 1 final.
El estadio es otra historia. Una obra maravillosa que lleva el sobrenombre de La Astronave y donde caben 60000 personas. Por la televisión parece vacío y es que realmente casi lo está. 15000 personas se agrupan apiñadas en uno de los fondos, la Curva Nord, y no paran de animar a su equipo. Primero con el himno del Bari y después con cánticos que ya se reproducen en nuestras noches de asueto como "il Barreto fa gol", una especie de "No podrán parar a Patxi Puñal" en plan barese. Bengalas en los vomitorios, los aficionados que deberían entrar en dos anfiteatros aglutinados solo en el superior, la mayor facilidad del mundo para pasar los tornos de entrada cerveza en mano, ... Y un señor que a partir del minuto 20 de partido recorre la inmensa grada vendiendo latas de eeste líquido para que no tengas que bajar. Sí, se vende cerveza. Sí, tiene alcohol. No, no puedes lanzarla al campo. Bueno, si quieres la lanzas pero como mucho vas a llegar a la calle más cercana a ti de la pista de atletismo. En esas pistas se agrupan bomberos preparados para recoger pirotecnia, recogepelotas que realmente con lo grande que es aquello se ganan el sueldo y fotógrafos. Y es que dos tardes en el San Nicola (visitas del Brescia y la Lazio) dan de si.
El tifoso italiano vive el fútbol de forma diferente. Los ultras son capaces de hacer que un jugador local pare su calentamiento para que se acerque a la grada a ponerse una bufanda. Ondean sus banderas desde el minuto -45 hasta el 100. Llegan a su asiento hora y media antes. Pero como ocurre con los equipos pequeños, que algo sé de eso, normalmente salen decepcionados del estadio y, maldiciendo, se van a casa. Cuando se pierde no hay tiempo para la última Peroni. Pero no hay nadie más feliz en toda la Puglia si se vence*. Entonces, y esto es algo internacional, siempre se saca un rato para la última.
El fútbol; quiero decir, el calcio, tiene estas cosas.
* Bueno, puede que alguien del Lecce si han ganado.
P.D.: Os dejo aquí abajo un gol que vi una noche de lunes por la televisión. Lo marca Lavezzi, del Napoli, al Milan. Para que luego digan que la liga italiana no mola.
Jau, a las 11:42 horas del domingo, 7 de noviembre de 2010.
Escuchando "A day long past it's prime" de Kathryn Calder.
Calcio es la palabra que en Italia utilizan para nominar a nuestro fútbol. No se refieren con calcio a la liga italiana: es el deporte.
Y hoy, domingo, tengo una buena sesión. Visita Bari el Milan y, aunque hoy no toca ir al Stadio San Nicola me lo voy a tragar por la tele. Bueno, por el ordenador que para mi viene a ser lo mismo. Antes de eso habré visto ya un rato del Celta - Betis para continuar con el Osasuna - Hércules íntegro y algunos ratos del Barça y el Madrid alternando con la Fórmula 1. Todo en casa de Angelo.
Aquí el fútbol es religión. Ayer, sin ir más lejos, cenando en un restaurante con Irene y Carlos había ratos en que los camareros estaban más atentos al Inter - Brescia que aparecía en la pantalla que a atender. "Lo siento por mi novio", dijo la camerera que nos servía la comida cuando vio la grave lesión de Samuel, defensa interista.
Incluso en un bar poblado de rastas consumiendo sustancias estupefacientes se seguía con pasión pero en silencio (curiosa habilidad italiana) el Fiorentina - Bari. ¿Imagináis esto en nuestras ciudades? Un local alternativo, plagado de banderas palestinas y de otros movimientos y 25 tíos y tías fumando porros en silencio rezando por una ocasión de Donati, metiéndose con el medio derecho de su equipo y lamentando el 2 - 1 final.
El estadio es otra historia. Una obra maravillosa que lleva el sobrenombre de La Astronave y donde caben 60000 personas. Por la televisión parece vacío y es que realmente casi lo está. 15000 personas se agrupan apiñadas en uno de los fondos, la Curva Nord, y no paran de animar a su equipo. Primero con el himno del Bari y después con cánticos que ya se reproducen en nuestras noches de asueto como "il Barreto fa gol", una especie de "No podrán parar a Patxi Puñal" en plan barese. Bengalas en los vomitorios, los aficionados que deberían entrar en dos anfiteatros aglutinados solo en el superior, la mayor facilidad del mundo para pasar los tornos de entrada cerveza en mano, ... Y un señor que a partir del minuto 20 de partido recorre la inmensa grada vendiendo latas de eeste líquido para que no tengas que bajar. Sí, se vende cerveza. Sí, tiene alcohol. No, no puedes lanzarla al campo. Bueno, si quieres la lanzas pero como mucho vas a llegar a la calle más cercana a ti de la pista de atletismo. En esas pistas se agrupan bomberos preparados para recoger pirotecnia, recogepelotas que realmente con lo grande que es aquello se ganan el sueldo y fotógrafos. Y es que dos tardes en el San Nicola (visitas del Brescia y la Lazio) dan de si.
El tifoso italiano vive el fútbol de forma diferente. Los ultras son capaces de hacer que un jugador local pare su calentamiento para que se acerque a la grada a ponerse una bufanda. Ondean sus banderas desde el minuto -45 hasta el 100. Llegan a su asiento hora y media antes. Pero como ocurre con los equipos pequeños, que algo sé de eso, normalmente salen decepcionados del estadio y, maldiciendo, se van a casa. Cuando se pierde no hay tiempo para la última Peroni. Pero no hay nadie más feliz en toda la Puglia si se vence*. Entonces, y esto es algo internacional, siempre se saca un rato para la última.
El fútbol; quiero decir, el calcio, tiene estas cosas.
* Bueno, puede que alguien del Lecce si han ganado.
P.D.: Os dejo aquí abajo un gol que vi una noche de lunes por la televisión. Lo marca Lavezzi, del Napoli, al Milan. Para que luego digan que la liga italiana no mola.
Jau, a las 11:42 horas del domingo, 7 de noviembre de 2010.
Escuchando "A day long past it's prime" de Kathryn Calder.
jueves, 28 de octubre de 2010
Nunca confíes en la impuntualidad barese o cómo perder el último autobús de vuelta
Alguno se está tirando de los pelos desde que ha leído el título del texto. Sí, he encontrado un barese puntual. Bueno, digamos que es puntual a veces; tampoco exageremos.
Resulta que ayer decidí volver al centro comercial de Casamassima para buscar un colchón hinchable para mis próximas visitas. El autobús salía a las 17:05 horas del Viale Unità d'Italia. Llovía a mares a esa hora porque el temporal de ayer fue de órdago. Bueno, al final y con el típico y aceptado retraso barese de 7 minutos de media el autobús parte hacia el Decathlon, el Auchan y todos esos negocios del centro comercial.
Una vez llegado al destino hablo con el autista, que es como aquí llaman a los chóferes, y le digo que volveré en el último viaje de las 19:20 horas.
- Sale de la rotonda, no de la parada.- recalca el conductor.
- Lo sé, Gracias.- respondo en italiano con acento español.
Recorro el Auchan, el Decathlon y el Leroy Merlin buscando colchones hinchables y me doy por vencido. No hay. Sí, lo sé, mi desesperación me hizo buscar colchones hinchables en una tienda de bricolaje.
Veo que se acerca la hora del retorno y salgo a la calle. El Adriático se está volcando sobre mi. Llueve muchísimo. Me resguardo en la entrada y espero hasta, aproximadamente, las 19:18 horas. Estoy dispuesto a mojarme los 7 minutos de espera media por el retraso y un poco más. Acudo a esa hora hacia la rotonda y conforme llego veo que un autobús da la vuelta a la glorieta, pasa de mi que me encuentro 15 metros y vuelve a Bari. Son exactamente las 19:20 horas.
Espero un buen rato bajo la lluvia intentando convencerme a mi mismo de que ese no era mi autobús. Era. Me doy cuenta de ello a las 19:38 horas tras 20 minutos calándome. Blasfemo, me acuerdo de la progenitora del conductor y vuelvo a la entrada del centro comercial a pensar. Opción 1: Seguir jurando, sólo jurar. Opción 2: Seguir jurando interiormente pero buscar una forma de regresar a casa.
Justo la noche anterior hablaba con Antonio, mi compañero italiano, de la dificultad para nosotros, extranjeros, de hacer autostop. Pues yo tengo que hacerlo. Punto.
"Voi andate a Bari?", "Scusa, tu vai a Bari?", "Ragazzi, una domanda, potete portarmi a Bari?, io ho perso il pullman" son algunas de las frases que uso. Todas con resultado negativo. Nadie va a Bari. O al menos nadie quierellevar. Estoy a 20 kilómetros y no me creo que nadie viva en Bari o cerca. Hasta que comienza a sonar una bocina y un chaval que fumaba y al que ya había pedido ayuda me dice que me pitan a mi. Era un señor mayor al que me había dirigido con resultado negativo. Me acerco y me dice que a Bari no va pero que me puede dejar en la estación de Casamassima que puede que haya algún tren a la capital. Menos es nada. Adentro.
Dentro del coche hace frío, o al menos yo estaba helado. Le pido que suba las ventanillas y hablamos de temas insustanciales. Qué haces en Bari, dónde vives, de dónde eres, "Spagna?", "Paella?", "No, del nord", "Ah, Bilbao?", "No, Pamplona, vicino ai Paesi Baschi, dove i tori corrono alla strada"... "Ahhhhh, però questo è pericoloso!"... Topicazos.
Gentile, que ese era su nombre y lo tiene muy bien puesto, me deja en la estación de tren y me despido de él. Mi buen samaritano. Nos estrechamos la mano y entro en la estación. Con gesto ausente el encargado de la taquilla me comunica que el tren de Bari se acaba de ir. El siguiente vendrá dentro de una hora. Tengo los pies empapados. Me siento y me quito las zapatillas y los calcetines. Oculto un poco estas cosas y coloco los pies sobre la mochila y les doy calor con el abrigo. Hacer esto es lo único que conseguirá que al día siguiente, hoy, no tenga un trancazo morrocotudo (¡conseguido!). Y leo "El viajero del siglo", de Andrés Neuman, para matar el tiempo.
Llega el tren, repito la escena de las zapatillas porque el tren va vacío y me dirijo finalmente a casa. Ha sido una tarde en la que he aprendido varias cosas. Que en todas partes hay gente buena, en este caso Gentile. Que toda regla tiene se excepción y para muestra el botón de la impuntualidad barese y que por mucho que la gente diga que en el Auchan y el Decathlon venden colchones eso no es verdad.
Jau, a las 14:03 horas del jueves, 28 de octubre de 2010.
Escuchando "Mezzogiorno" de Jovanotti.
Resulta que ayer decidí volver al centro comercial de Casamassima para buscar un colchón hinchable para mis próximas visitas. El autobús salía a las 17:05 horas del Viale Unità d'Italia. Llovía a mares a esa hora porque el temporal de ayer fue de órdago. Bueno, al final y con el típico y aceptado retraso barese de 7 minutos de media el autobús parte hacia el Decathlon, el Auchan y todos esos negocios del centro comercial.
Una vez llegado al destino hablo con el autista, que es como aquí llaman a los chóferes, y le digo que volveré en el último viaje de las 19:20 horas.
- Sale de la rotonda, no de la parada.- recalca el conductor.
- Lo sé, Gracias.- respondo en italiano con acento español.
Recorro el Auchan, el Decathlon y el Leroy Merlin buscando colchones hinchables y me doy por vencido. No hay. Sí, lo sé, mi desesperación me hizo buscar colchones hinchables en una tienda de bricolaje.
Veo que se acerca la hora del retorno y salgo a la calle. El Adriático se está volcando sobre mi. Llueve muchísimo. Me resguardo en la entrada y espero hasta, aproximadamente, las 19:18 horas. Estoy dispuesto a mojarme los 7 minutos de espera media por el retraso y un poco más. Acudo a esa hora hacia la rotonda y conforme llego veo que un autobús da la vuelta a la glorieta, pasa de mi que me encuentro 15 metros y vuelve a Bari. Son exactamente las 19:20 horas.
Espero un buen rato bajo la lluvia intentando convencerme a mi mismo de que ese no era mi autobús. Era. Me doy cuenta de ello a las 19:38 horas tras 20 minutos calándome. Blasfemo, me acuerdo de la progenitora del conductor y vuelvo a la entrada del centro comercial a pensar. Opción 1: Seguir jurando, sólo jurar. Opción 2: Seguir jurando interiormente pero buscar una forma de regresar a casa.
Justo la noche anterior hablaba con Antonio, mi compañero italiano, de la dificultad para nosotros, extranjeros, de hacer autostop. Pues yo tengo que hacerlo. Punto.
"Voi andate a Bari?", "Scusa, tu vai a Bari?", "Ragazzi, una domanda, potete portarmi a Bari?, io ho perso il pullman" son algunas de las frases que uso. Todas con resultado negativo. Nadie va a Bari. O al menos nadie quierellevar. Estoy a 20 kilómetros y no me creo que nadie viva en Bari o cerca. Hasta que comienza a sonar una bocina y un chaval que fumaba y al que ya había pedido ayuda me dice que me pitan a mi. Era un señor mayor al que me había dirigido con resultado negativo. Me acerco y me dice que a Bari no va pero que me puede dejar en la estación de Casamassima que puede que haya algún tren a la capital. Menos es nada. Adentro.
Dentro del coche hace frío, o al menos yo estaba helado. Le pido que suba las ventanillas y hablamos de temas insustanciales. Qué haces en Bari, dónde vives, de dónde eres, "Spagna?", "Paella?", "No, del nord", "Ah, Bilbao?", "No, Pamplona, vicino ai Paesi Baschi, dove i tori corrono alla strada"... "Ahhhhh, però questo è pericoloso!"... Topicazos.
Gentile, que ese era su nombre y lo tiene muy bien puesto, me deja en la estación de tren y me despido de él. Mi buen samaritano. Nos estrechamos la mano y entro en la estación. Con gesto ausente el encargado de la taquilla me comunica que el tren de Bari se acaba de ir. El siguiente vendrá dentro de una hora. Tengo los pies empapados. Me siento y me quito las zapatillas y los calcetines. Oculto un poco estas cosas y coloco los pies sobre la mochila y les doy calor con el abrigo. Hacer esto es lo único que conseguirá que al día siguiente, hoy, no tenga un trancazo morrocotudo (¡conseguido!). Y leo "El viajero del siglo", de Andrés Neuman, para matar el tiempo.
Llega el tren, repito la escena de las zapatillas porque el tren va vacío y me dirijo finalmente a casa. Ha sido una tarde en la que he aprendido varias cosas. Que en todas partes hay gente buena, en este caso Gentile. Que toda regla tiene se excepción y para muestra el botón de la impuntualidad barese y que por mucho que la gente diga que en el Auchan y el Decathlon venden colchones eso no es verdad.
Jau, a las 14:03 horas del jueves, 28 de octubre de 2010.
Escuchando "Mezzogiorno" de Jovanotti.
jueves, 14 de octubre de 2010
A la atención de la Alcaldesa Doña Yolanda Barcina Angulo
Estimada Alcaldesa de la Muy Noble, Muy Leal y Muy Heróica Ciudad de Pamplona:
Me dirijo a usted en estas lineas para comunicarle un descubrimiento que he hecho esta mañana en uno de mis desplazamientos por Bari. Estoy seguro, vista su dilatada experiencia, que le va a interesar.
A eso de las 12:45 horas (CET) encontrándome en la Via Giovanni Amendola, a la altura del número 120 he vislumbrado una estructura de edificio en la cual no había hogares u oficinas sino coches. Sí, se trataba de un aparcamiento "supraterráneo".
Es lo que en este país llaman autosilo. Edificios que podrían estar por altura y dimensiones en nuestra ciudad pero que en lugar de albergar familias albergan automóviles.
Por ello le propongo que se rehagan los aparcamientos de su ciudad. ¿Para qué excavar la Plaza del Castillo y sólo hacer un estacionamiento subterráneo? ¡Construyamos también en vertical! Esto tiene muchas más posibilidades. Por ejemplo, la Plaza del Baluarte, esa cómoda plaza a la que, por su orientación (pensada por insignes arquitectos) no le da el sol en todo el día y por sus adoquines no está adaptada para el juego infantil o el paseo es un lugar idóneo para la instalación del primer autosilo pamplonés. Podríamos conectarlo con El Corte Inglés con una pasarela y pondríamos un carril-bici por la acera que nadie usará por peligroso y mal ideado pero queda muy ecológico.
Otras posibles localizaciones en el centro de la ciudad podrían ser el Paseo de Sarasate o la Plaza Príncipe de Viana. Así, usted, tendría un autosilo frente a la institución que actualmente preside y otro frente a su futuro despacho del Gobierno Foral.
Está claro; todo son ventajas. Comencemos el proceso de queda poco para las elecciones y con un poco de suerte en febrero inauguramos.
P.D.: Adjunto imagen para que se haga una idea de la belleza de la construcción.
Jau, a las 13:56 horas del jueves, 14 de octubre de 2010.
Escuchando "Meravigliosa creatura" de Gianna Nannini.
Me dirijo a usted en estas lineas para comunicarle un descubrimiento que he hecho esta mañana en uno de mis desplazamientos por Bari. Estoy seguro, vista su dilatada experiencia, que le va a interesar.
A eso de las 12:45 horas (CET) encontrándome en la Via Giovanni Amendola, a la altura del número 120 he vislumbrado una estructura de edificio en la cual no había hogares u oficinas sino coches. Sí, se trataba de un aparcamiento "supraterráneo".
Es lo que en este país llaman autosilo. Edificios que podrían estar por altura y dimensiones en nuestra ciudad pero que en lugar de albergar familias albergan automóviles.
Por ello le propongo que se rehagan los aparcamientos de su ciudad. ¿Para qué excavar la Plaza del Castillo y sólo hacer un estacionamiento subterráneo? ¡Construyamos también en vertical! Esto tiene muchas más posibilidades. Por ejemplo, la Plaza del Baluarte, esa cómoda plaza a la que, por su orientación (pensada por insignes arquitectos) no le da el sol en todo el día y por sus adoquines no está adaptada para el juego infantil o el paseo es un lugar idóneo para la instalación del primer autosilo pamplonés. Podríamos conectarlo con El Corte Inglés con una pasarela y pondríamos un carril-bici por la acera que nadie usará por peligroso y mal ideado pero queda muy ecológico.
Otras posibles localizaciones en el centro de la ciudad podrían ser el Paseo de Sarasate o la Plaza Príncipe de Viana. Así, usted, tendría un autosilo frente a la institución que actualmente preside y otro frente a su futuro despacho del Gobierno Foral.
Está claro; todo son ventajas. Comencemos el proceso de queda poco para las elecciones y con un poco de suerte en febrero inauguramos.
P.D.: Adjunto imagen para que se haga una idea de la belleza de la construcción.
Jau, a las 13:56 horas del jueves, 14 de octubre de 2010.
Escuchando "Meravigliosa creatura" de Gianna Nannini.
jueves, 7 de octubre de 2010
Visita fotográfica guiada a mi cuarto
Benvenuto/a, digo, bienvenido/a. Antes de empezar esta visita guiada te debo recordar una palabra importante en este Quartiere Madonella. “Signoriale”. O sea, señorial, o lo que es lo mismo y que ya dije en otro texto; viejillo.
¿Has subido en ascensor? ¿Esta guapo, eh? Parece de esos que llevan a los mineros con todo enrejado.
Acabas de cruzar esta pedazo de puerta blindada en la que hasta yo tengo que entrar de lado. Vete a la segunda puerta de la derecha, si esa que está a abierta.
Adelante, sin miedo, ¿quieres algo? Creo que hay cerveza en el frigo. ¿Nada? Bueno, sí cógete una y te enseño un poco mi cuarto. Esta es mi cama. Puedes apreciar el grosor de los colchones en Italia. O al menos el que me ha tocado a mi. Pero duermo bien, no te creas. ¿La bandera gay? No, es una whipala, bandera de los pueblos indígenas de Bolivia y actualmente símbolo nacional del país. Sabes que me encantó Bolivia. Por eso viene conmigo. Sábanas Ikea, cojines Ikea, lámpara de mesilla Ikea, … ¡viva Suecia también!
Esta es una pared en construcción. Donde ves esos recuadricos oscuros va a haber un gran mapa de Italia hecho con fotos de mi gente. Sí, tú también estás en alguna, no te preocupes. La idea no es mía es de Sara y su mapa de Perú. Y a la derecha, ya ves, me he hecho tifoso barese. Y ocultando un cuadro horrible que venía con el cuarto el plano de Bari que viene bien. ¿Qué qué es lo del fondo pegado en la puerta? Un calendario de la liga italiana. ¡Ya te he dicho que soy un tifoso barese más!
Y al otro lado la estantería. Desorden, caos, pero sé donde está todo. Es mi desorden organizado. Sólo yo lo entiendo. En la parte de arriba están los libros del dueño del piso. Mussolini, historia militar, Napoleón, …, por si acaso no voy a rebuscar en el pasado del dueño. Y una matrícula que me encontré en la calle. Ya tenía dos en Burlada y ahora una italiana. En el armario de abajo hay cerveza porque toda la que he comprado no cabe en el frigorífico pero no se lo digas a nadie que es un secreto.
Realmente estoy yo ahora en esa silla. Es mi altavoz al mundo. Con esa lámpara de médico en la mesa y el tapete. ¿Por qué el tapete? Porque me ha comentado mi compañero de piso italiano que la dueña me va a hacer pagar cualquier pequeño desperfecto que le haga al escritorio que debe ser de tiempos de Mari Castaña. Pasando. Tapete y fuera. Y el armario para la ropa que, como puedes observar es precioso. Lo de la lámpara de médico es porque me compré un flexo Ikea y dos bombillas Ikea y una estaba fundida. ¡Muerte a Suecia!
Estas son mis vistas. El “sky line” de Bari que debería llamarse “antenne line” porque parece Marrakech. La pegatina la cogí en un tren volviendo de Monopoli. Es algo así como “no tires botellas por la ventana”. Teniendo en cuenta que las cenas en mi casa se hacen en mi cuarto no está de más avisar. Ahí puedes salir a fumar porque dentro "è vietato".
Por si pensabas que no cabía suficiente gente en el cuarto tengo este pedazo de balcón. Para el que quiera hacer vivac. Aquí hace bueno todo el año así que… esterilla y al suelo.
Y ya que estamos te enseño el resto del piso. Esto es el “corridoio”. Te acuerdas de su nombre cuando, cada tres semanas, te toca limpiarlo. Y con esa bandera queda claro que en este piso "noi siamo italiani".
¡Mi gran amigo Fastweb! Si mi mesa con el tapete y el portátil eran mi altavoz este son las pilas del aparato. A veces me la juega un poco y se corta el partido de Osasuna o la conversación de Skype pero normalmente se porta bien.
El baño. Es grande y está muy bien. Baja la tapa después de usar la taza. Y, si eres chico, no te mees fuera.
Nuestra cocina. ¿Veis que hay un montón de cosas? Pues no es normal en un piso de alquiler. Como aquí ya vivía un tipo no he tenido que comprar nada. Y sí, hay tres cafeteras. De una, dos y tres tazas. Una gozada ya que no tienes que hacer una cafetera enorme para ti solo. Es que estos italianos cuando se ponen a pensar…
Saliendo de la cocina llegamos al balcón del patio interior. Ahí está mi toalla de Osasuna que ayer usé en la playa y abajo la bolsa de reciclaje de vidrio. Estamos dando pasos a favor de la ecología en este rincón de Bari. Antes no se reciclaba y se comía en platos de plástico. Ahora al revés.
Nada más que enseñarte. La próxima vez tráete algo de comer o de beber. El stock de birra en esta casa tiene un límite. Bueno, artista, te veo luego que me voy a comer. Te acompaño a la puerta y… escaleras, que he dicho que ahora somos ecológicos.
Jau, a las 14:21 horas del jueves, 7 de octubre de 2010.
Escuchando “Carta a Rigoberta Menchú” de Celtas Cortos.
¿Has subido en ascensor? ¿Esta guapo, eh? Parece de esos que llevan a los mineros con todo enrejado.
Acabas de cruzar esta pedazo de puerta blindada en la que hasta yo tengo que entrar de lado. Vete a la segunda puerta de la derecha, si esa que está a abierta.
Adelante, sin miedo, ¿quieres algo? Creo que hay cerveza en el frigo. ¿Nada? Bueno, sí cógete una y te enseño un poco mi cuarto. Esta es mi cama. Puedes apreciar el grosor de los colchones en Italia. O al menos el que me ha tocado a mi. Pero duermo bien, no te creas. ¿La bandera gay? No, es una whipala, bandera de los pueblos indígenas de Bolivia y actualmente símbolo nacional del país. Sabes que me encantó Bolivia. Por eso viene conmigo. Sábanas Ikea, cojines Ikea, lámpara de mesilla Ikea, … ¡viva Suecia también!
Esta es una pared en construcción. Donde ves esos recuadricos oscuros va a haber un gran mapa de Italia hecho con fotos de mi gente. Sí, tú también estás en alguna, no te preocupes. La idea no es mía es de Sara y su mapa de Perú. Y a la derecha, ya ves, me he hecho tifoso barese. Y ocultando un cuadro horrible que venía con el cuarto el plano de Bari que viene bien. ¿Qué qué es lo del fondo pegado en la puerta? Un calendario de la liga italiana. ¡Ya te he dicho que soy un tifoso barese más!
Y al otro lado la estantería. Desorden, caos, pero sé donde está todo. Es mi desorden organizado. Sólo yo lo entiendo. En la parte de arriba están los libros del dueño del piso. Mussolini, historia militar, Napoleón, …, por si acaso no voy a rebuscar en el pasado del dueño. Y una matrícula que me encontré en la calle. Ya tenía dos en Burlada y ahora una italiana. En el armario de abajo hay cerveza porque toda la que he comprado no cabe en el frigorífico pero no se lo digas a nadie que es un secreto.
Realmente estoy yo ahora en esa silla. Es mi altavoz al mundo. Con esa lámpara de médico en la mesa y el tapete. ¿Por qué el tapete? Porque me ha comentado mi compañero de piso italiano que la dueña me va a hacer pagar cualquier pequeño desperfecto que le haga al escritorio que debe ser de tiempos de Mari Castaña. Pasando. Tapete y fuera. Y el armario para la ropa que, como puedes observar es precioso. Lo de la lámpara de médico es porque me compré un flexo Ikea y dos bombillas Ikea y una estaba fundida. ¡Muerte a Suecia!
Estas son mis vistas. El “sky line” de Bari que debería llamarse “antenne line” porque parece Marrakech. La pegatina la cogí en un tren volviendo de Monopoli. Es algo así como “no tires botellas por la ventana”. Teniendo en cuenta que las cenas en mi casa se hacen en mi cuarto no está de más avisar. Ahí puedes salir a fumar porque dentro "è vietato".
Por si pensabas que no cabía suficiente gente en el cuarto tengo este pedazo de balcón. Para el que quiera hacer vivac. Aquí hace bueno todo el año así que… esterilla y al suelo.
Y ya que estamos te enseño el resto del piso. Esto es el “corridoio”. Te acuerdas de su nombre cuando, cada tres semanas, te toca limpiarlo. Y con esa bandera queda claro que en este piso "noi siamo italiani".
¡Mi gran amigo Fastweb! Si mi mesa con el tapete y el portátil eran mi altavoz este son las pilas del aparato. A veces me la juega un poco y se corta el partido de Osasuna o la conversación de Skype pero normalmente se porta bien.
El baño. Es grande y está muy bien. Baja la tapa después de usar la taza. Y, si eres chico, no te mees fuera.
Nuestra cocina. ¿Veis que hay un montón de cosas? Pues no es normal en un piso de alquiler. Como aquí ya vivía un tipo no he tenido que comprar nada. Y sí, hay tres cafeteras. De una, dos y tres tazas. Una gozada ya que no tienes que hacer una cafetera enorme para ti solo. Es que estos italianos cuando se ponen a pensar…
Saliendo de la cocina llegamos al balcón del patio interior. Ahí está mi toalla de Osasuna que ayer usé en la playa y abajo la bolsa de reciclaje de vidrio. Estamos dando pasos a favor de la ecología en este rincón de Bari. Antes no se reciclaba y se comía en platos de plástico. Ahora al revés.
Nada más que enseñarte. La próxima vez tráete algo de comer o de beber. El stock de birra en esta casa tiene un límite. Bueno, artista, te veo luego que me voy a comer. Te acompaño a la puerta y… escaleras, que he dicho que ahora somos ecológicos.
Jau, a las 14:21 horas del jueves, 7 de octubre de 2010.
Escuchando “Carta a Rigoberta Menchú” de Celtas Cortos.
domingo, 3 de octubre de 2010
¿De bar en Bari? ¿En serio?
Hace un año más o menos hablaba con Miguel de futuro. Me decía que le gustaría salir a un sitio tranquilo. Quizá un pueblo perdido donde trabajar de lo suyo apartado del ruido de la ciudad.
- ¿Y tú? - me espetó.
- Mira, Miguel, me gustan los bares. Me gusta mi vida actual. El pequeño ajetreo de una pequeña ciudad como Pamplona. Quedar con mis amigos en un local donde me conozca el camarero y me salude al entrar, tomarme dos cervezas todas las tardes e ir a casa a cenar con mi familia. ¿Vida rutinaria? Quizá, pero es la que me gusta.*
Pero un día te montas en un avión y apareces en una ciudad del sur de Italia llamada Bari. Y tras situar la estación de tren, los barrios chungos y el McDonald's salvador buscas un bar donde guarecerte. Porque a veces, estando solo, una cerveza en un bar con un libro o tu libreta es una buena compañía. Buscas, investigas, preguntas con tu lamentable italiano, ... Y no, parafraseando a Los Refrescos, aquí no hay bares. Hay locales para fighetti (pijos) en los que tú, con tu camiseta sin planchar pintas poco y donde por el precio de un cubata puedo comprarme la fábrica de Birra Peroni que está yendo al Stadio San Nicola.
Te unes a otra gente de tu estatus y sigues buscando esa equis que marque el lugar. No aparece. Tras dos semanas largas creo que no existe "mi" taberna. ¿Puede estar escondida? Todo es posible pero mi sexto sentido que me hace encontralas en poco tiempo nunca se ha confundido tanto. La operación de localización se va a ampliar a los barrios que estaban en "rojo peligro" y es que no puede ser que en este país donde el calcio (fútbol) es religión no haya un bar donde los futboleros se reunan a gritar un rato. Donde debe molar mucho ver al Bari.
O quizá la solución esté en abrir ese bar que todas las cuadrillas tenemos en mente aquí; en la capital de la Puglia. Se buscan socios capitalistas.
* Esta conversación tuvo lugar aunque quizá no exactamente con estas palabras. Si Miguel quiere hacer alguna corrección será bienvenida.
Jau, a las 14:30 horas del domingo, 3 de octubre de 2010.
Escuchando "Verrano a chiederti del nostro amore" de Fabrizio De André.
- ¿Y tú? - me espetó.
- Mira, Miguel, me gustan los bares. Me gusta mi vida actual. El pequeño ajetreo de una pequeña ciudad como Pamplona. Quedar con mis amigos en un local donde me conozca el camarero y me salude al entrar, tomarme dos cervezas todas las tardes e ir a casa a cenar con mi familia. ¿Vida rutinaria? Quizá, pero es la que me gusta.*
Pero un día te montas en un avión y apareces en una ciudad del sur de Italia llamada Bari. Y tras situar la estación de tren, los barrios chungos y el McDonald's salvador buscas un bar donde guarecerte. Porque a veces, estando solo, una cerveza en un bar con un libro o tu libreta es una buena compañía. Buscas, investigas, preguntas con tu lamentable italiano, ... Y no, parafraseando a Los Refrescos, aquí no hay bares. Hay locales para fighetti (pijos) en los que tú, con tu camiseta sin planchar pintas poco y donde por el precio de un cubata puedo comprarme la fábrica de Birra Peroni que está yendo al Stadio San Nicola.
Te unes a otra gente de tu estatus y sigues buscando esa equis que marque el lugar. No aparece. Tras dos semanas largas creo que no existe "mi" taberna. ¿Puede estar escondida? Todo es posible pero mi sexto sentido que me hace encontralas en poco tiempo nunca se ha confundido tanto. La operación de localización se va a ampliar a los barrios que estaban en "rojo peligro" y es que no puede ser que en este país donde el calcio (fútbol) es religión no haya un bar donde los futboleros se reunan a gritar un rato. Donde debe molar mucho ver al Bari.
O quizá la solución esté en abrir ese bar que todas las cuadrillas tenemos en mente aquí; en la capital de la Puglia. Se buscan socios capitalistas.
* Esta conversación tuvo lugar aunque quizá no exactamente con estas palabras. Si Miguel quiere hacer alguna corrección será bienvenida.
Jau, a las 14:30 horas del domingo, 3 de octubre de 2010.
Escuchando "Verrano a chiederti del nostro amore" de Fabrizio De André.
martes, 28 de septiembre de 2010
Gente
Viajar solo mola. Pero llega un momento en que necesitas a alguien. Uno de esos momentos puede ser cuando estás en un McDonald’s aprovechando la conexión gratuita a Internet y no sabes por donde empezar para encontrar una morada. Y entonces decides colgar tu nuevo número de teléfono en una red social para que algún buen samaritano te eche un cable. Por un segundo piensas en todo eso de la privacidad, de que Facebook es maligno y de que cada vez estamos más controlados pero al siguiente estás dándole con el ratón a “Enviar”.
A los pocos minutos se produce el milagro. El móvil vibra y se enciende la pantalla. La conversación es indecisa y sin orden ni cohesión. “Oye, hola, sí, mira que estoy en Piazza Umberto, ya, bueno, buscas piso, ¿quedamos?, me llamo Ángel, en diez minutos, sí, ciao.”
Llegas con Iñaki a Piazza Umberto. Te das una vuelta haciéndote el italiano cuando se ve perfectamente que estás desorientado y localizas a tres personas con un aspecto parecido al tuyo. Charlas un rato, te informan que tienes que comprarte un periódico y comienzas tu búsqueda. Y, al rato, cansado de recorrer una ciudad desconocida vuelves a llamar a Ángel, para compartir una Peroni. En donde quedes que seguramente será la Piazza delle Ferrarese aparecerán también Mónica y Alejandro. Ellos te presentarán a Jaime, las chicas de marketing, Miriam, Sandra, Dani, ...
Con los días aumenta el grupo y agradeces que lleguen extranjeros y es que no he venido hasta aquí para moverme entre Ciudad Real, Jaén y Oviedo. Una checa Agata) y una polaca (Ola), algunos baresi, nos obligan a practicar el idioma. Y de paso nos corrigen los errores que a estas alturas son la mayoría. Porque aunque no lo creáis, con lo similar que es el italiano al español, los que no lo hablamos somos nosotros.
De Peroni a Peroni, y tiro porque me toca te encuentras un día entre semana con esta gente en Polignano a Mare saltando de un acantilado o dos días después en el Stadio San Nicola viendo el Bari – Brescia. Viene gente nueva, sí, saludas y te presentas (Soy Jau, ¿cómo?, Jau de Jaurrieta, Jau de qué, de Jaurrieta, ¿y tu nombre real?, José María, ¿cómo Aznar?, sí, pero sólo me llama así mi padre cuando está de mala virgen, …) pero acabas volviendo a tu grupo. Ahí hay bromas, vaciles, …
Y un día, cuando tomes el vuelo definitivo de vuelta recordarás aquella voz que, estando en el 2º piso del McDonald’s, te ofreció un poco de luz.
Jau, a las 19:15 horas del martes, 28 de septiembre de 2010.
Escuchando “Un’estate italiana” de Gianna Nannini y Edoardo Bennato.
A los pocos minutos se produce el milagro. El móvil vibra y se enciende la pantalla. La conversación es indecisa y sin orden ni cohesión. “Oye, hola, sí, mira que estoy en Piazza Umberto, ya, bueno, buscas piso, ¿quedamos?, me llamo Ángel, en diez minutos, sí, ciao.”
Llegas con Iñaki a Piazza Umberto. Te das una vuelta haciéndote el italiano cuando se ve perfectamente que estás desorientado y localizas a tres personas con un aspecto parecido al tuyo. Charlas un rato, te informan que tienes que comprarte un periódico y comienzas tu búsqueda. Y, al rato, cansado de recorrer una ciudad desconocida vuelves a llamar a Ángel, para compartir una Peroni. En donde quedes que seguramente será la Piazza delle Ferrarese aparecerán también Mónica y Alejandro. Ellos te presentarán a Jaime, las chicas de marketing, Miriam, Sandra, Dani, ...
Con los días aumenta el grupo y agradeces que lleguen extranjeros y es que no he venido hasta aquí para moverme entre Ciudad Real, Jaén y Oviedo. Una checa Agata) y una polaca (Ola), algunos baresi, nos obligan a practicar el idioma. Y de paso nos corrigen los errores que a estas alturas son la mayoría. Porque aunque no lo creáis, con lo similar que es el italiano al español, los que no lo hablamos somos nosotros.
De Peroni a Peroni, y tiro porque me toca te encuentras un día entre semana con esta gente en Polignano a Mare saltando de un acantilado o dos días después en el Stadio San Nicola viendo el Bari – Brescia. Viene gente nueva, sí, saludas y te presentas (Soy Jau, ¿cómo?, Jau de Jaurrieta, Jau de qué, de Jaurrieta, ¿y tu nombre real?, José María, ¿cómo Aznar?, sí, pero sólo me llama así mi padre cuando está de mala virgen, …) pero acabas volviendo a tu grupo. Ahí hay bromas, vaciles, …
Y un día, cuando tomes el vuelo definitivo de vuelta recordarás aquella voz que, estando en el 2º piso del McDonald’s, te ofreció un poco de luz.
Jau, a las 19:15 horas del martes, 28 de septiembre de 2010.
Escuchando “Un’estate italiana” de Gianna Nannini y Edoardo Bennato.
jueves, 23 de septiembre de 2010
En un rincón de la Madonella hay todo esto
Tras llamar a un ciento de pisos para encontrar dos habitaciones individuales una voz de tinte serio nos informa de que dispone de ellas en dos tamaños. Es el Dottore Franco. Uno de esos señores serios que aparentan serlo mucho más al mirarte por encima de sus gafas. Nos informa que el piso está en la Via Michelangelo Signorile en el Quartiere (Barrio) Madonella. Por fortuna queda dentro de la zona que consideramos "de seguridad", al norte de las vías y decidimos acudir.
La mujer del Dottore nos muestra el piso. Parece sacada de una peli de mafiosos. Pequeña, fuerte, con gafas y un extraño acento barese.
En el piso quedan libres dos habitaciones. Una pequeña con baño propio y una más grande y luminosa. Esta última me encanta cuando la veo. Tiene el tamaño perfecto, balcón, ..., y la decoración es lo que aquí llaman "segnoriale", o sea, de tiempo de mis abuelos. Que sí, que la "scrivania" es muy antigua y eso pero vaya, que le estoy dando un lavado de cara a base de colgar cosas en sus blancas paredes y poniendo sábanas y movidas de colores compradas en Ikea. Además tiene lavadora (algo poco común aquí), internet wi-fi y todo el mobiliario necesario. Y para subir al tercer piso en el que nos encontramos el ascensor, a pesar de ser jóvenes, no viene mal.
Lo de Ikea tiene su gracia. Nunca había estado en uno y resulta que en el de Bari del 20 de septiembre al 1 de octubre lo que consumas en el restaurante te lo descuentan de la cuenta de la tienda. Así que hoy ha sido comer (2 platos, postre y cerveza), un corcho, un cacharro negro con cajones y un cojín por 11 euros. Sale rentable el euro que cuesta el tren ida y vuelta. Me parece que la semana que viene vuelvo que me he dejado de comprar un par de cosas.
Otra de las cosas que "venía" con el piso es Antonio. Un tío increíble. Es de un pueblo del sur de la Puglia entre Brindisi y Lecce y lleva en este "appartamento" cuatro años. Estudia Ciencias Políticas en el Ateneo para en el futuro ser diplomático en alguna embajada. Él es nuestro contacto con lo desconocido de Bari. Los barrios chungos, las tiendas, los bancos, la comida, ... Sí, la comida. Porque jamás pensé que a los macarrones les fuese bien el pepino pero sí, él consigue que la pasta con gambas, y una salsa de nata, pepino y perejil sea buenísimo y barato. Es un tipo enrollado que no bebe cerveza porque como él dice "Io sono italiano e gli italiani beviamo vino". Es muy italiano y nos asegura que la verdadera Italia es esta, la del sur. La de las señoras mayores en la calle al punto de la mañana. La del calor y la humedad sofocantes. La de la conducción temeraria con el "cazzo" permanentemente en la boca. Principalmente les disgustan dos cosas de su país; la Iglesia y Berlusconi, pero esto otro día.
Cerramos la puerta del piso diciendo a la señora que al día siguiente damos una respuesta. Conforme bajo las escaleras me hago una imagen mental de mi cuarto. Con pósters, con gente durmiendo en el suelo, con mi vida durante 9 meses, ...
Al doblar la esquina de Carulli con Cavour le digo a Iñaki que ese piso tiene que ser nuestro. Y aquí estoy, encima de mi cama escribiendo esto.
En mi casa. En vuestra casa.*
* Esta casa acepta correspondencia tradicional.
José Mª Jaurrieta Zarranz
Via Michelangelo Signorile 53
(c/o La Torre - Arena)
70121 - Bari
Italia
Jau, a las 18:42 horas del jueves, 23 de septiembre de 2010.
Escuchando "Youth of today" de Amy MacDonald.
La mujer del Dottore nos muestra el piso. Parece sacada de una peli de mafiosos. Pequeña, fuerte, con gafas y un extraño acento barese.
En el piso quedan libres dos habitaciones. Una pequeña con baño propio y una más grande y luminosa. Esta última me encanta cuando la veo. Tiene el tamaño perfecto, balcón, ..., y la decoración es lo que aquí llaman "segnoriale", o sea, de tiempo de mis abuelos. Que sí, que la "scrivania" es muy antigua y eso pero vaya, que le estoy dando un lavado de cara a base de colgar cosas en sus blancas paredes y poniendo sábanas y movidas de colores compradas en Ikea. Además tiene lavadora (algo poco común aquí), internet wi-fi y todo el mobiliario necesario. Y para subir al tercer piso en el que nos encontramos el ascensor, a pesar de ser jóvenes, no viene mal.
Lo de Ikea tiene su gracia. Nunca había estado en uno y resulta que en el de Bari del 20 de septiembre al 1 de octubre lo que consumas en el restaurante te lo descuentan de la cuenta de la tienda. Así que hoy ha sido comer (2 platos, postre y cerveza), un corcho, un cacharro negro con cajones y un cojín por 11 euros. Sale rentable el euro que cuesta el tren ida y vuelta. Me parece que la semana que viene vuelvo que me he dejado de comprar un par de cosas.
Otra de las cosas que "venía" con el piso es Antonio. Un tío increíble. Es de un pueblo del sur de la Puglia entre Brindisi y Lecce y lleva en este "appartamento" cuatro años. Estudia Ciencias Políticas en el Ateneo para en el futuro ser diplomático en alguna embajada. Él es nuestro contacto con lo desconocido de Bari. Los barrios chungos, las tiendas, los bancos, la comida, ... Sí, la comida. Porque jamás pensé que a los macarrones les fuese bien el pepino pero sí, él consigue que la pasta con gambas, y una salsa de nata, pepino y perejil sea buenísimo y barato. Es un tipo enrollado que no bebe cerveza porque como él dice "Io sono italiano e gli italiani beviamo vino". Es muy italiano y nos asegura que la verdadera Italia es esta, la del sur. La de las señoras mayores en la calle al punto de la mañana. La del calor y la humedad sofocantes. La de la conducción temeraria con el "cazzo" permanentemente en la boca. Principalmente les disgustan dos cosas de su país; la Iglesia y Berlusconi, pero esto otro día.
Cerramos la puerta del piso diciendo a la señora que al día siguiente damos una respuesta. Conforme bajo las escaleras me hago una imagen mental de mi cuarto. Con pósters, con gente durmiendo en el suelo, con mi vida durante 9 meses, ...
Al doblar la esquina de Carulli con Cavour le digo a Iñaki que ese piso tiene que ser nuestro. Y aquí estoy, encima de mi cama escribiendo esto.
En mi casa. En vuestra casa.*
* Esta casa acepta correspondencia tradicional.
José Mª Jaurrieta Zarranz
Via Michelangelo Signorile 53
(c/o La Torre - Arena)
70121 - Bari
Italia
Jau, a las 18:42 horas del jueves, 23 de septiembre de 2010.
Escuchando "Youth of today" de Amy MacDonald.
lunes, 20 de septiembre de 2010
Primeros pasos (torpes) en la Puglia
Llevo ya unos días en Bari. Siento no haber escrito antes pero el tema del wi-fi aquí no se lleva demasiado. Voy a comenzar contándoos lo que pasó desde que llegué hasta encontrar el piso.
La cosa está en que me monté en el tren el miércoles a medianoche en un vagón de compartimentos que parecía sacado de una pelícla de miedo. Mi compañeros fueron dos patejas mayores que se bajaron antes que yo y a los que no hice caso en toda la noche. Llegué a Bari a las 6:30 y, cosas de la situación geográfica, ya estaba de día. Vagué por el Casco Antiguo de Bari (il Borgo Antico) y me metí en la Basilica de San Nicola, santo importamte para las tradiciones católica y ortodoxa. Por esa razón en la cripta donde se encuentran los huesos del santo se estaban celebrando a la vez los ritos católico y orotodoxo a la vez pero separados por 5 metros. El católico ya sabéis como es pero lo del ortodoxo vestido de color dorado, con barba larga, una especie de mitra y de espaldas a sus fieles rusos impresiona un poco.
Y de ahí a un albergue horrible donde el encargado, un indio al que llamamos Apu, me quiso cobrar 20 euros más a lo ya pagado. Me dijo que me cambiaba a un sitio mejor si le pagaba. Vi el lugar y daba pena y asco. Fui al sitio nuevo y resultó ser un edificio recién rehabilitado en el mismo Casco Viejo. Un lugar fenomenal. Ducha y a la cama. La sorpresa se la llevaron las dos austriacas con las que he compartido habitación tres noches al ver a un tipo en calzoncillos dormido a las 3 de la tarde. "I thought you weere naked" ("Pensé que estabas desnudo") confesó Katrin al día siguiente. Bernadette no dijo nada y es raro porque era verborrágica.
Mi dieta esos tres días se compuso de focaccia y birra (1 euro todo), pizza y birra (2'20 euros todo) o McMenú con birra (6'40). No pongo birra para hacerme el "heavy". Es que en Italia se dice así. Y a las noches Peroni de 33 cl (1 euro) con las austriacas en la Piazza delle Ferrarese.
Después comenzó la búsqueda de piso. Y es curioso pero aquí se discrimina mucho por el sexo en este tema. Todos los pisos anunciados en la prensa son expresamente para chicas. Luego hay otro problema, la nacionalidad.
- Dove sei? (¿De dónde eres?)
- Spagnolo. (Español)
- La stanza è affitata. (La habitación está alquilada)
Como leeis. Y al final di con uno. Via Signorile 53. Pero ese tema vendrá otro día que me voy a hacer unos huevos fritos con pimientos. Que ya vale de pasta por un día.
Jau, a las 21:22 horas del lunes, 20 de septembre de 2010.
Escuchando "Cantares" de Joan Manuel Serrat.
La cosa está en que me monté en el tren el miércoles a medianoche en un vagón de compartimentos que parecía sacado de una pelícla de miedo. Mi compañeros fueron dos patejas mayores que se bajaron antes que yo y a los que no hice caso en toda la noche. Llegué a Bari a las 6:30 y, cosas de la situación geográfica, ya estaba de día. Vagué por el Casco Antiguo de Bari (il Borgo Antico) y me metí en la Basilica de San Nicola, santo importamte para las tradiciones católica y ortodoxa. Por esa razón en la cripta donde se encuentran los huesos del santo se estaban celebrando a la vez los ritos católico y orotodoxo a la vez pero separados por 5 metros. El católico ya sabéis como es pero lo del ortodoxo vestido de color dorado, con barba larga, una especie de mitra y de espaldas a sus fieles rusos impresiona un poco.
Y de ahí a un albergue horrible donde el encargado, un indio al que llamamos Apu, me quiso cobrar 20 euros más a lo ya pagado. Me dijo que me cambiaba a un sitio mejor si le pagaba. Vi el lugar y daba pena y asco. Fui al sitio nuevo y resultó ser un edificio recién rehabilitado en el mismo Casco Viejo. Un lugar fenomenal. Ducha y a la cama. La sorpresa se la llevaron las dos austriacas con las que he compartido habitación tres noches al ver a un tipo en calzoncillos dormido a las 3 de la tarde. "I thought you weere naked" ("Pensé que estabas desnudo") confesó Katrin al día siguiente. Bernadette no dijo nada y es raro porque era verborrágica.
Mi dieta esos tres días se compuso de focaccia y birra (1 euro todo), pizza y birra (2'20 euros todo) o McMenú con birra (6'40). No pongo birra para hacerme el "heavy". Es que en Italia se dice así. Y a las noches Peroni de 33 cl (1 euro) con las austriacas en la Piazza delle Ferrarese.
Después comenzó la búsqueda de piso. Y es curioso pero aquí se discrimina mucho por el sexo en este tema. Todos los pisos anunciados en la prensa son expresamente para chicas. Luego hay otro problema, la nacionalidad.
- Dove sei? (¿De dónde eres?)
- Spagnolo. (Español)
- La stanza è affitata. (La habitación está alquilada)
Como leeis. Y al final di con uno. Via Signorile 53. Pero ese tema vendrá otro día que me voy a hacer unos huevos fritos con pimientos. Que ya vale de pasta por un día.
Jau, a las 21:22 horas del lunes, 20 de septembre de 2010.
Escuchando "Cantares" de Joan Manuel Serrat.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Roma a lomos de la 411
¿Qué hacer en tu quinta visita a Roma? Opciones hay muchas. Una de ellas es irte de farra con Quentin (sí, como Tarantino). Tiene 19 años, es australiano y su único objetivo es pillar como un loco. Con lo cual sabes que te vas a rallar con él. Kylie, otra australiana de tu habitación no te da mejores opciones. Sólo duerme y es muy rara. ¿Qué es ser rara? Bueno, nada más llegar me preguntó dónde estaba el norte porque siempre dormía orientada. Estuve por mandarle a la Calle San Gregorio antes de decirle que igual mirábamos el mapa y tratábamos de orientarnos. Ya habréis entendido que no era un monumento; en ese caso habría comprado inmediatemente una brújula.
La opción elegida fue ir a mi aire. Sin que nadie me diese el coñazo. Así que hoy he decidido alquilar una bicicleta y que fuese lo que Dios (Dio) quisiera. Y eso he hecho. Coger la bici en la Via Santa Maria in Via (nuestra Virgen del Camino) junto a la Fontana di Trevi y tomar rumbo norte a la Piazza del Popolo. Y de ahí, más al norte, hacia el Stadio Flaminio, donde Italia juega sus partidos del Sei Nazioni de rugby. En febrero aquí estaré.
Bueno, ¿cómo es la conducción en Roma e imagino que en toda Italia? Una definición sería "caótica" y otra "yo paso por ahí por mis santos cojones y tonto el último". Otro día hablaré de cruzar un paso de cebra sin semáforos para lo que exigen título de doctor o de suicida; ya os explicaré qué aplico yo. Pues eso; que me he dicho a mi mismo que nadie me iba a acojonar y lo he dado todo. ¿Me pitas? ¿Me dices algo mientras agitas la mano con los cinco dedos cerrados? Pues me la suda; que lo sepas, italianini de los huevos.
Del Stadio Flaminio al Olimpico donde me han sorprendido mucho las referencias fascistas (Mussolini Dux, Anoi Duce (contigo Duce) y cosas así) a épocas pasadas de infausto recuerdo para los italianos. Y en 1960 se celebraron aquí las Olimpiadas con todo eso. Vergüenza y Ley de Memoria Histórica ya.
Y vuelta al centro (porque aquello está donde Cristo perdió el mechero). Panteón, comer en un restaurante una lasagna y hacia San Pietro in Vincoli, donde está el "Moisés" de Miguel Ángel y luego a San Giovanni in Laterano, la Catedral del Papa, que para ser el Obispo de Roma tendrá que tener Catedral allí. No, La Ciudad del Vaticano no es Roma, es Ciudad del Vaticano.
Y la vuelta ha sido tal gozada que debo contarlo. ¿Sabéis ese anuncio en el que un Ferrari da la vuelta al Coliseo y un "gasolinero" dice "Non è male" (No está mal) con un cronómetro? Pues yo me he sentido parecido. Bajando desde San Juan de Letrán hasta la Via dei Fori Imperiali a diferente velocidad que el Ferrari (yo iría a 30 ó 35) pero con el mismo espectáculo, los muros del Colosseo. ¿Puede ser placer? Sí. Sustitutivo no. Si no habría más ciclistas.
Ahí ha acabado mi periplo con la 411, que ese era el número de la bici que he cogido. A ver si me trago el partido de la Roma que tengo que empezar a hacer patria. Ya que me dan conexión a internet gratis voy a hacerles un poco de gasto.
P.D.1: Hay un tipo a mi lado que me da un poco de miedo. No para de mirarme a mi y a mi pantalla pero en plan psicópata. Se llama Jon. En el próximo texto os cuento.
P.D.2: Sin problemas con el tipo ese (debía llamarse Giovanni). Eso sí me ha dado dos besos al despedirse pero me he cerciorado después que es algo normal entre romanos ya que me lo acaba de confirmar la camarera del siguiente bar.
Jau, a las 20:30 del miércoles, 15 de septiembre de 2010.
Escuchando el volumen atroz de las pantallas en el Scholars Lounge de la Via Vittorio Emanuele.
La opción elegida fue ir a mi aire. Sin que nadie me diese el coñazo. Así que hoy he decidido alquilar una bicicleta y que fuese lo que Dios (Dio) quisiera. Y eso he hecho. Coger la bici en la Via Santa Maria in Via (nuestra Virgen del Camino) junto a la Fontana di Trevi y tomar rumbo norte a la Piazza del Popolo. Y de ahí, más al norte, hacia el Stadio Flaminio, donde Italia juega sus partidos del Sei Nazioni de rugby. En febrero aquí estaré.
Bueno, ¿cómo es la conducción en Roma e imagino que en toda Italia? Una definición sería "caótica" y otra "yo paso por ahí por mis santos cojones y tonto el último". Otro día hablaré de cruzar un paso de cebra sin semáforos para lo que exigen título de doctor o de suicida; ya os explicaré qué aplico yo. Pues eso; que me he dicho a mi mismo que nadie me iba a acojonar y lo he dado todo. ¿Me pitas? ¿Me dices algo mientras agitas la mano con los cinco dedos cerrados? Pues me la suda; que lo sepas, italianini de los huevos.
Del Stadio Flaminio al Olimpico donde me han sorprendido mucho las referencias fascistas (Mussolini Dux, Anoi Duce (contigo Duce) y cosas así) a épocas pasadas de infausto recuerdo para los italianos. Y en 1960 se celebraron aquí las Olimpiadas con todo eso. Vergüenza y Ley de Memoria Histórica ya.
Y vuelta al centro (porque aquello está donde Cristo perdió el mechero). Panteón, comer en un restaurante una lasagna y hacia San Pietro in Vincoli, donde está el "Moisés" de Miguel Ángel y luego a San Giovanni in Laterano, la Catedral del Papa, que para ser el Obispo de Roma tendrá que tener Catedral allí. No, La Ciudad del Vaticano no es Roma, es Ciudad del Vaticano.
Y la vuelta ha sido tal gozada que debo contarlo. ¿Sabéis ese anuncio en el que un Ferrari da la vuelta al Coliseo y un "gasolinero" dice "Non è male" (No está mal) con un cronómetro? Pues yo me he sentido parecido. Bajando desde San Juan de Letrán hasta la Via dei Fori Imperiali a diferente velocidad que el Ferrari (yo iría a 30 ó 35) pero con el mismo espectáculo, los muros del Colosseo. ¿Puede ser placer? Sí. Sustitutivo no. Si no habría más ciclistas.
Ahí ha acabado mi periplo con la 411, que ese era el número de la bici que he cogido. A ver si me trago el partido de la Roma que tengo que empezar a hacer patria. Ya que me dan conexión a internet gratis voy a hacerles un poco de gasto.
P.D.1: Hay un tipo a mi lado que me da un poco de miedo. No para de mirarme a mi y a mi pantalla pero en plan psicópata. Se llama Jon. En el próximo texto os cuento.
P.D.2: Sin problemas con el tipo ese (debía llamarse Giovanni). Eso sí me ha dado dos besos al despedirse pero me he cerciorado después que es algo normal entre romanos ya que me lo acaba de confirmar la camarera del siguiente bar.
Jau, a las 20:30 del miércoles, 15 de septiembre de 2010.
Escuchando el volumen atroz de las pantallas en el Scholars Lounge de la Via Vittorio Emanuele.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Ahí te he dejado, Madrid
Las 4 de la tarde en Roma es buena hora para meterse a un café de esos en los que pone "free wifi" para repasar un poco lo que has hecho. Porque a estas hora Roma sólo es para turistas. Unos de tez blanca y lenguaje de Shakespeare que se abrasan pero no pueden irse sin pagar un dineral por un helado en Piazza Navona y otros más morenos y gritones, de habla cervantina y que no pagan por entrar al Anfiteatro Flavio (Colosseo) porque para ver ruinas...
Yo ya me he pasado por el Colosseo, llamado así por la "colosal" estatua de Nerón que había en tiempos. He llamado a casa (estoy bien y todo eso) desde ahí y he seguido mi ruta pero la he interrumpido enseguida en un McDonald's. Sí, habéis leído bien: Mc-do-nald's. ¿Podría haber comido tagliatelle o calzone? Sí pero tengo todo el año para eso y me apetecía un McMenú en la azotea de un edificio junto a la Fontana di Trevi. Es lo que tiene ir a Madrid, darlo todo y no ingerir mucho en domingo. Porque lo que está claro es que lo hemos dado todo. Jamás pensé que Malasaña estuviese tan lejos de Ronda de Atocha. Quizá la hora aumentaba la distancia. Y es que todo empezó muy pronto, a la hora de comer, en casa de Troyas y acabó muy tarde previo paso por el Bernabéu con derrota incluída y media docena de bares.
Ahí te has quedado, Madrid. Me he despedido de ti en Barajas, pagando 6'90 por un zumo y un trozo de tarta de manzana. Y me quedo con toda la gente que me ha acompañado. Repetiremos, seguro.
Jau, a las 16:02 horas del lunes, 13 de septiembre de 2010.
Escuchando "Te dejo, Madrid" de Shakira.
Yo ya me he pasado por el Colosseo, llamado así por la "colosal" estatua de Nerón que había en tiempos. He llamado a casa (estoy bien y todo eso) desde ahí y he seguido mi ruta pero la he interrumpido enseguida en un McDonald's. Sí, habéis leído bien: Mc-do-nald's. ¿Podría haber comido tagliatelle o calzone? Sí pero tengo todo el año para eso y me apetecía un McMenú en la azotea de un edificio junto a la Fontana di Trevi. Es lo que tiene ir a Madrid, darlo todo y no ingerir mucho en domingo. Porque lo que está claro es que lo hemos dado todo. Jamás pensé que Malasaña estuviese tan lejos de Ronda de Atocha. Quizá la hora aumentaba la distancia. Y es que todo empezó muy pronto, a la hora de comer, en casa de Troyas y acabó muy tarde previo paso por el Bernabéu con derrota incluída y media docena de bares.
Ahí te has quedado, Madrid. Me he despedido de ti en Barajas, pagando 6'90 por un zumo y un trozo de tarta de manzana. Y me quedo con toda la gente que me ha acompañado. Repetiremos, seguro.
Jau, a las 16:02 horas del lunes, 13 de septiembre de 2010.
Escuchando "Te dejo, Madrid" de Shakira.
martes, 7 de septiembre de 2010
Todos los caminos llevan a Roma (y luego en tren a Bari)
En cuatro días estaré montado en un autobús de PLM, sí esa que va de Pamplona (P) a Madrid (M) pasando por Logroño (L). Por fortuna en la capital me esparan unos amigos, una comida, unas cervezas y el Bernabéu. Decía Fernando Fernán Gómez en un anuncio de Mahou que no hay nada como el fútbol en el campo y yo añadiría que no hay campo como el Bernabéu. Antimadridismos aparte ese lugar es la pera.
Ahí va el anuncio, pero yo sigo escribiendo abajo, ¿eh?
Y luego, por ser sábado, no por otra cosa, una vuelta por ahí, claro, porque el lunes muy pronto (toca dormir en Barajas) cojo un avión rumbo a Roma, la Ciudad Eterna. Porque todos los caminos llevan a ella aunque no sea el destino final.
¿Por qué a Roma y no directamente a a Bari? Bueno, tengo tiempo y algún ahorro. Pero sobre todo tengo ganas de estar tres días tranquilo, con mis cosas, viendo todos esos monumentos que he visitado en mis 4 anteriores visitas pero sin hacer colas porque no tengo intención de entrar. Comprarme una tarjeta de móvil italiano, terminarme el Quijote a la sombra del Coliseo, buscarle los matices a una Nastro Azzurro frente al Panteón de Agripa, ..., y nada más. Ni menos.
En la noche del miércoles me montaré 6 horas en un tren para llegar a Bari Centrale. Esto ya será texto para otra entrada.
Jau, a las 9:29 horas del martes, 7 de septiembre de 2010.
Escuchando "Losing grip" de Avril Lavigne.
Ahí va el anuncio, pero yo sigo escribiendo abajo, ¿eh?
Y luego, por ser sábado, no por otra cosa, una vuelta por ahí, claro, porque el lunes muy pronto (toca dormir en Barajas) cojo un avión rumbo a Roma, la Ciudad Eterna. Porque todos los caminos llevan a ella aunque no sea el destino final.
¿Por qué a Roma y no directamente a a Bari? Bueno, tengo tiempo y algún ahorro. Pero sobre todo tengo ganas de estar tres días tranquilo, con mis cosas, viendo todos esos monumentos que he visitado en mis 4 anteriores visitas pero sin hacer colas porque no tengo intención de entrar. Comprarme una tarjeta de móvil italiano, terminarme el Quijote a la sombra del Coliseo, buscarle los matices a una Nastro Azzurro frente al Panteón de Agripa, ..., y nada más. Ni menos.
En la noche del miércoles me montaré 6 horas en un tren para llegar a Bari Centrale. Esto ya será texto para otra entrada.
Jau, a las 9:29 horas del martes, 7 de septiembre de 2010.
Escuchando "Losing grip" de Avril Lavigne.
jueves, 2 de septiembre de 2010
No sabe a dónde va - Amaral (2002)
Uh, no sabe a dónde va
pero sí sabe que algún día llegará.
Uh, no tiene maldad
y sus amigos creen que pronto volverá
La vida en la pequeña aldea
trabajando por la tierra
le empezaba a marchitar.
Y se ha marchado sin maletas
y con la cabeza llena de historias que inventar.
Uh, no sabe a dónde va
pero sí sabe que algún día llegará.
Uh, no tiene maldad
y sus amigos creen que pronto volverá
Le han enseñado a ser valiente,
a querer bien a su gente,
a saber cuándo escuchar.
Ahora ella toma la palabra,
ahora se marcha de casa,
quiere ver el mundo, hacerlo suyo.
Uh, no sabe a dónde va
y de momento lo ha dejado todo atrás.
Sabe muy bien lo que se siente
cuando nadie te comprende
y estás fuera de lugar.
Porque su mundo es diferente
y parece siempre ausente,
sólo un bicho raro con pocos años.
Le acompañan las canciones,
las antiguas grabaciones
que guardaba en el desván.
El tocadiscos de su hermana
con la aguja mal templada
todavía suena mientras ella se aleja.
Uh, no sabe a dónde va
pero sí sabe que algún día llegará.
Uh, no sabe a dónde va
pero no va olvidar de dónde viene
porque es todo lo que tiene.
Mientras ella aprende a caminar.
Jau, a las 12:23 horas del jueves, 2 de septiembre de 2010.
Escuchando "No sabe a dónde va" de Amaral.
pero sí sabe que algún día llegará.
Uh, no tiene maldad
y sus amigos creen que pronto volverá
La vida en la pequeña aldea
trabajando por la tierra
le empezaba a marchitar.
Y se ha marchado sin maletas
y con la cabeza llena de historias que inventar.
Uh, no sabe a dónde va
pero sí sabe que algún día llegará.
Uh, no tiene maldad
y sus amigos creen que pronto volverá
Le han enseñado a ser valiente,
a querer bien a su gente,
a saber cuándo escuchar.
Ahora ella toma la palabra,
ahora se marcha de casa,
quiere ver el mundo, hacerlo suyo.
Uh, no sabe a dónde va
y de momento lo ha dejado todo atrás.
Sabe muy bien lo que se siente
cuando nadie te comprende
y estás fuera de lugar.
Porque su mundo es diferente
y parece siempre ausente,
sólo un bicho raro con pocos años.
Le acompañan las canciones,
las antiguas grabaciones
que guardaba en el desván.
El tocadiscos de su hermana
con la aguja mal templada
todavía suena mientras ella se aleja.
Uh, no sabe a dónde va
pero sí sabe que algún día llegará.
Uh, no sabe a dónde va
pero no va olvidar de dónde viene
porque es todo lo que tiene.
Mientras ella aprende a caminar.
Jau, a las 12:23 horas del jueves, 2 de septiembre de 2010.
Escuchando "No sabe a dónde va" de Amaral.
sábado, 28 de agosto de 2010
A base de investigar
Debo reconocer que me enteré que iba a Italia me dio un poco de bajón. Yo quería Bolivia, ya sabéis, pero por una cosa o por otra que ya no viene al caso me tocó el país transalpino.
El bajón me duró dos horas. Miré dónde estaba Bari, vi las combinaciones de bajo coste para llegar allí y, poco a poco, me puse a investigar. Y leí cosas de San Nicolás de Bari (sí, el de la calle que tanto frecuentamos los sábados), de la influencia de Europa oriental en la ciudad, de las rutas migratorias, de su importante puerto, ... Mezclando todos estos factores llegué a una historia dramática; la de los albaneses que tras la caída de los países del bloque comunista se vieron empujados al exilio.
20000 de ellos se embarcaron en un viejo carguero y se dirigieron al puerto europeo más cercano: Bari*. Corría el año 1991. Las autoridades italianas se vieron, lógicamente, desbordadas y les condujeron al Stadio della Vittoria. 20000 personas a las que alimentar, a las que tratar médicamente y a las que, antes o después, había que devolver a su país de origen.
Una tragedia humanitaria que os dejo aquí en forma de cortometraje. Son 5 minutos en italiano fácilmente comprensible.
Y una foto flipante. Y dura. Pinchar en ella para verla en grande.
* Resulta curioso pero Tirana, capital albanesa, está más cerca de Bari que Roma.
Jau, a las 12:01 horas del sábado, 28 de agosto de 2010.
Escuchando "Días de verano" de Amaral.
El bajón me duró dos horas. Miré dónde estaba Bari, vi las combinaciones de bajo coste para llegar allí y, poco a poco, me puse a investigar. Y leí cosas de San Nicolás de Bari (sí, el de la calle que tanto frecuentamos los sábados), de la influencia de Europa oriental en la ciudad, de las rutas migratorias, de su importante puerto, ... Mezclando todos estos factores llegué a una historia dramática; la de los albaneses que tras la caída de los países del bloque comunista se vieron empujados al exilio.
20000 de ellos se embarcaron en un viejo carguero y se dirigieron al puerto europeo más cercano: Bari*. Corría el año 1991. Las autoridades italianas se vieron, lógicamente, desbordadas y les condujeron al Stadio della Vittoria. 20000 personas a las que alimentar, a las que tratar médicamente y a las que, antes o después, había que devolver a su país de origen.
Una tragedia humanitaria que os dejo aquí en forma de cortometraje. Son 5 minutos en italiano fácilmente comprensible.
Y una foto flipante. Y dura. Pinchar en ella para verla en grande.
* Resulta curioso pero Tirana, capital albanesa, está más cerca de Bari que Roma.
Jau, a las 12:01 horas del sábado, 28 de agosto de 2010.
Escuchando "Días de verano" de Amaral.
miércoles, 25 de agosto de 2010
Todo empieza y todo acaba
"Todo empieza y todo acaba" es un libro de Constantino Gil y Luengo. Y en este orden comienza este blog. Porque lo he creado antes de clausurar definitivamente "Jau y su mundo", ese cuaderno de bitácora que seguirá flotando en la red para el que quiera recordar cosas. Con sus textos buenos y sus textos malos.
Porque el Jau de "Jau y su mundo" es otro, cambió, se metamorfoseó en plan Power Ranger y se abrió a nuevas experiencias. La próxima es suficientemente importante como para "matar" un blog (que es gratis). Sí, ya sabéis que en unos días (17) me voy para una temporada a Italia, más concretamente a Bari, en la parte de arriba del tacón. Pero han pasado más cosas, éxitos y fracasos que unos sabéis y otros no pero que todos descubriréis conforme pase el tiempo.
"De bar en Bari". No es una declaración de intenciones. Pero soy como soy. Muchos y muchas me habéis conocido ahí, en un bar, compartiendo bebidas y vividas (no es palabra inventada, mirar www.rae.es) y eso no va a cambiar. Prometo tener una lista de los mejores cuando vengáis a verme. Y seguiremos pasando buenos ratos en ellos.
Cambia el blog porque yo he cambiado y porque queda mucho por cambiar y experimentar. Se me abre y me abro a un mundo completamente desconocido para mi. A algunos os parecerá una bobada pero para un tipo al que le gusta estar en su casa con su padre y su hermana no es moco de pavo irse a una cidad del sur de Italia donde le pagas el alquiler del piso a un señor que no es el casero (pero ellos ya se arreglarán). Y no preguntes. Donde no hay fuente de Nabarreria ni amigos (por ahora) a 20 minutos de casa. Donde no se estila el botellín de San Miguel sino el de Peroni. Donde se adora a Gillet y no a Patxi Puñal. Donde hay mar.
Este blog pretende ser una ventanica a un lugar que está a 1500 kilómetros físicos pero sólo unos bits informáticos. O a un rato de Skype. O a un billete Ryanair.
Nos leemos. Nos vemos. Estamos.
Jau, a las 11:25 horas del miércoles, 25 de agosto de 2010.
Escuchando "Take me home" de Russian Red.
Porque el Jau de "Jau y su mundo" es otro, cambió, se metamorfoseó en plan Power Ranger y se abrió a nuevas experiencias. La próxima es suficientemente importante como para "matar" un blog (que es gratis). Sí, ya sabéis que en unos días (17) me voy para una temporada a Italia, más concretamente a Bari, en la parte de arriba del tacón. Pero han pasado más cosas, éxitos y fracasos que unos sabéis y otros no pero que todos descubriréis conforme pase el tiempo.
"De bar en Bari". No es una declaración de intenciones. Pero soy como soy. Muchos y muchas me habéis conocido ahí, en un bar, compartiendo bebidas y vividas (no es palabra inventada, mirar www.rae.es) y eso no va a cambiar. Prometo tener una lista de los mejores cuando vengáis a verme. Y seguiremos pasando buenos ratos en ellos.
Cambia el blog porque yo he cambiado y porque queda mucho por cambiar y experimentar. Se me abre y me abro a un mundo completamente desconocido para mi. A algunos os parecerá una bobada pero para un tipo al que le gusta estar en su casa con su padre y su hermana no es moco de pavo irse a una cidad del sur de Italia donde le pagas el alquiler del piso a un señor que no es el casero (pero ellos ya se arreglarán). Y no preguntes. Donde no hay fuente de Nabarreria ni amigos (por ahora) a 20 minutos de casa. Donde no se estila el botellín de San Miguel sino el de Peroni. Donde se adora a Gillet y no a Patxi Puñal. Donde hay mar.
Este blog pretende ser una ventanica a un lugar que está a 1500 kilómetros físicos pero sólo unos bits informáticos. O a un rato de Skype. O a un billete Ryanair.
Nos leemos. Nos vemos. Estamos.
Jau, a las 11:25 horas del miércoles, 25 de agosto de 2010.
Escuchando "Take me home" de Russian Red.
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